Comer bien para trabajar mejor
El ejecutivo español es un hombre sano hasta que deja de serlo. Es entonces cuando llama a la puerta del especialista buscando una solución. El enfermo que llega a la consulta del médico es un paciente que con frecuencia tiene sobrepeso, colesterol, ácido úrico, glucemia e hipertensión... æpermil;sta es la descripción que de ellos hace el doctor Javier Aranceta, profesor de Salud Pública y Nutrición Comunitaria de la Universidad de Navarra.
Sus compañeros de profesión comparten el diagnóstico y también la forma sencilla y saludable de poner remedio a este deterioro físico. El secreto está en comer correctamente, dormir una media de ocho horas y hacer algo de ejercicio.
La doctora Noemí de Villar, endocrina de la Clínica La Luz recomienda que el 55% de la dieta esté compuesta por hidratos de carbono (pasta, patatas, azúcar y cereales); entre el 25% y el 30% por grasas, y el resto deben ser proteínas, de huevo, pescado y carne.
Para rendir en el trabajo es obligatorio comenzar con un buen desayuno y tener durante todo el día un aporte adecuado de hidratos de carbono, 'el combustible para funcionar', recuerda De Villar.
La primera comida del día debe acompañarse de abundantes alimentos y tiempo: 'imprescindible la trilogía fruta, cereales y leche', aconseja Aranceta.
La doctora Carmen Gómez Candela, jefa de la Unidad de Nutrición de la Paz, recomienda que la tranquilidad de espíritu del desayuno se prolongue durante la comida del mediodía, y ofrece un dato alarmante: muchos españoles dedican tan sólo 15 minutos al almuerzo.
A su juicio, 'algo incompatible con una alimentación sana, porque tiempo y alimentos caseros son el binomio que definen una buena comida' insiste. Gómez Candela no rechaza la posibilidad de hacer deporte al mediodía -'mejor eso que nada', dice-, pero si esto sucede es imprescindible pertrecharse de hidratos de carbono, a media mañana y reponer a media tarde.
Dieta deportiva
Los endocrinos recomiendan comidas ricas en hidratos de carbono y bajas en grasas. O lo que es lo mismo un buen plato de pasta y un trozo de carne o pescado a la plancha. Si el ejercicio se realiza al mediodía no se debe renunciar al almuerzo. æpermil;ste se realizará a media mañana y deberá incluir un lácteo, cereales con azúcar y un montadito de jamón o lomo. La cena debe ser rica en proteínas y estar acompañada de bebidas que lleven incorporados los minerales que se pierden durante la práctica deportiva.
Combatir el estrés
Zanahorias, melón, brócoli, espinacas y frutos secos (o lo que es lo mismo, vitaminas A, C y E) combaten la formación de radicales libres. La lechuga y el apio tienen efectos sedantes, como las vitaminas del grupo B -cerveza, leche, carne, repollo y judías verdes-, que fortalecen el sistema nervioso central. Por último, el potasio, el magnesio y el calcio estimulan la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta al estrés y mantienen a raya el ritmo cardiaco.
Colesterol a raya
La grasa es el enemigo número uno del colesterol. Para quienes padecen este problema y además tienen la tensión alta, los dietistas aconsejan comida frugales al mediodía. Ensaladas variadas, puré de verduras o verduras salteadas acompañadas de un segundo pescado o carne a la plancha. De postre, trozos de manzana o una pequeña porción de helado de limón. La cena es un momento más liberal y una oportunidad para tomar arroz o patatas ligeras de grasa y de nuevo carne o pescado y algo de fruta o yogur.