Alguien pedirá tiempo muerto
En las 10 sesiones hábiles que restan para que finalice el año a efectos bursátiles es improbable que el debate, cada vez más enconado, respecto a la tendencia de las Bolsas se dé por finalizado. Los observadores avezados apuestan por que alguno de los entrenadores, bien sea del equipo bajista, solicitarán al árbitro de la contienda tiempo muerto, que la Navidad no es fecha idónea para seguir tirándose los trastos a la cabeza.
Quienes enarbolan la bandera alcista cuentan con sorna que la mayor parte de los agitadores bajistas se lanzaron al ruedo sin capote en la segunda mitad de noviembre aireando que el año ya estaba concluido. La tesis apareció, en efecto, en todas las encuestas de situación que se hicieron a pie de obra, aunque se observó que los capataces eran los mismos en todas las encuestas realizadas por los diferentes medios.
Desde la segunda mitad de noviembre se han desencadenado muchos movimientos, no obstante. O lo que es lo mismo, existió entonces mucha precipitación en dar el ejercicio por cerrado a sabiendas de que no hay nada más dinámico que las Bolsas, porque están obligadas a abrir y cerrar sus puertas todos los días, salvo hecatombes como la que sucedió en Wall Street el 11-S y días siguientes. Los movimientos cortos que se han sucedido en las últimas semanas, pese a que se han conseguido máximos del año en el periodo, hacen más fuerte la posición de los bajistas, que manifiestan la incapacidad de los índices para afrontar nuevos retos con vigor y flujos ciertos de dinero.
La tesis esgrimida por los alcistas, en cambio, es que las Bolsas se niegan a bajar a pesar de los nuevos seísmos monetarios, con el dólar precipitado a la baja, que es lo que satisface a las empresas estadounidenses y pone en jaque a las exportadoras del resto del mundo.
El debate abierto cuenta cada vez con mayor número de participantes, porque a corto plazo éstos y aquellos tienen razones poderosas para mantener sus tesis respectivas. Eso sí, ni los bajistas logran hacer caja con ventas de derivados ni los alcistas lo propio con posiciones largas.
Se discute el palabro de la sostenibilidad, como definición del cuadro clínico de la economía estadounidense actual. ¿Se mantendrá en el tiempo el crecimiento vigoroso, aunque no se alcancen cifras tan a lo chino/a, tan exóticas, como las últimas conocidas? Ahí está la apuesta, porque la historia bursátil demuestra que con crecimiento económicos sostenidos las Bolsas se estiran sin que los tipos de interés al alza, lógicos en épocas de bonanza, logren interrumpir su camino. La debilidad económica es, por contra, el mayor enemigo de los mercados de acciones.