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Incentivos

Sólo el 10,5% de la industria bonifica por resultados a la plantilla

Las empresas españolas difieren en este aspecto de otras europeas, como las británicas y alemanas, donde es más habitual que los empleados reciban primas por los beneficios conseguidos en las cuentas de la compañía. En Reino Unido, casi la mitad de las plantas industriales aplican programas de reparto de beneficios a los trabajadores y en Alemania un 18% de las empresas opta por estas bonificaciones.

Así se desprende del informe El pago de incentivos en la empresa industrial española realizado por la Fundación BBVA, basado en una muestra de 965 empresas pequeñas, medianas y grandes, en el que se revela que el 42% de las compañías españolas no da ningún incentivo remunerado a sus trabajadores.

'La empresa española es conservadora y sigue las prácticas clásicas de remuneración', subraya José Alberto Bayo, autor del informe.

Un 42% de las empresas españolas no paga bonos a sus trabajadores

La práctica clásica a la que se refiere Bayo es la de bonificar al empleado por su productividad, que ha acogido un 50,5% de las empresas de la industria española. En su opinión, en España 'se confía sobremanera en esta herramienta de retribución'.

Y es que los incentivos colectivos, que se vinculan a los resultados, se relacionan con las empresas más avanzadas, con una mejor tecnología y amplias perspectivas de crecimiento, según el informe.

Además, hay otras características propias de estas empresas. Desde el punto de vista de los mercados en los que compiten, suelen salir al exterior y, a su vez, el capital es generalmente multinacional.

Las compañías con incentivos colectivos confían en ganar cuota de mercado, son menos intensivas en cuanto a mano de obra y tienen una filosofía en la que se involucra más al trabajador en la gestión de la empresa. Claro que para aplicar este modelo de retribución es necesario convencer al trabajador de que la compañía va a ir bien, porque conlleva un mayor riesgo que los incentivos individuales a la productividad.

No obstante, Bayo sostiene que, 'al menos a corto plazo, los incentivos de planta (colectivos) son más ventajosos para el trabajador'.

Por su parte, las sociedades que optan por las primas a la productividad tienen un perfil menos nítido. Generalmente se caracterizan porque se enfrentan a una competencia pequeña, los puestos de trabajo están menos definidos y hay una mayor influencia de los sindicatos.

Por sectores, la industria textil encabeza la clasificación de compañías que incentivan la productividad, con un 66% de las empresas encuestadas, mientras que sólo el 17,9% de las químicas aplican estas bonificaciones. En cuanto a los incentivos de planta, ocurre lo contrario. De la industria química, un 19,4% tiene este sistema implantado, frente al 2,6% de la industria textil.

Por comunidades, las diferencias no son muy significativas, aunque Navarra y Aragón destacan por el uso de los incentivos a la productividad, y esta última comunidad, junto con el País Vasco, sobresale en cuanto a las retribuciones colectivas.

El informe prevé que la aplicación de estas últimas se extienda en España, aunque para ello se requieren cambios más amplios en la gestión empresarial.

La retribución salarial media por alicientes es del 16%

El peso del pago de incentivos difiere sustancialmente en las empresas en las que se vinculan con la productividad de las que lo hacen con los resultados colectivos. Así, en el primer caso, la bonificación aporta el 18,28% de la remuneración total del trabajador. En cuanto a las primas ligadas a los beneficios, éstas sólo representan el 9,96% del salario. Si se adoptan ambas prácticas, la aportación es del 16,29%. Estos porcentajes se encuentran dentro de los límites considerados como aceptables (10%-20%). Más conlleva un riesgo elevado para el trabajador y menos dejaría de ser incentivo.

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