Horarios que queman
Atasco y retenciones a las diez de la noche en la M-30, una de las carreteras de circunvalación de la capital de España. Posiblemente una fotografía única en Europa, imposible en otras capitales como París, Roma, Londres o Berlín. Profesionales que vuelven a casa después de jornadas de hasta doce horas. Según Eurostat, los españoles pasan en su trabajo mucho más tiempo que cualquier europeo y la jornada es de las más largas de la UE, sólo superada por Grecia y Portugal.
'La dificultad de medir resultados en muchos sectores hace que, en la práctica, la única forma de señalarte sea a través del tiempo que pases en tu lugar de trabajo. Algunas compañías todavía premian más la presencia que los resultados. Es una dedicación no reglada, pero exigida, que afecta cada vez a más colectivos', explica Javier Pinilla, profesor de Sociología de la UNED. 'Parece que empresas y trabajadores tienen un acuerdo tácito por el que se asume que aquel que quiera un horizonte profesional tiene que estar presente', subraya su colega Javier Callejo.
Otro sociólogo, Julio Bordás, hace hincapié en que las jornadas no sólo son más largas, sino intensas. 'Los procesos just in time, la tecnología y la competencia hacen que todo sea mucho más rápido y que se pida mucho más a los trabajadores. El factor trabajo se amortiza mucho antes, pero hay pocas empresas dispuestas a renunciar a esa ganancia de productividad'.
Lo cierto es que de acuerdo con la última encuesta de calidad de vida en el trabajo, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, una cuarta parte de los trabajadores españoles prolonga habitualmente su jornada sin compensación económica alguna, una circunstancia que afecta especialmente a segmentos intermedios, profesionales liberales y a sectores como banca, servicios sociales, comercio y hostelería. Los expertos sospechan que la estadística se queda corta.
Es precisamente cuando las trayectorias laborales se ven amenazadas, por falta de renovación de los contratos temporales, por la escasa estabilidad empresarial o por el anhelo insatisfecho de promoción cuando la cuestión sobre las características de la jornada y su duración pasan a un segundo plano y se tiende a aceptar sin rechistar las imposiciones temporales de las empresas.
Muchas veces, es el propio trabajador quien se las autoimpone, aun a costa de su vida personal y familiar, lo que algunos califican como 'profesionalidad mal entendida'. 'Se trata de dedicar al trabajo horas selectivas, bien aprovechadas y que cundan. La base no es echar horas indiscriminadas', asegura una directiva de una caja de ahorros.
'En muchas compañías europeas a las cinco de la tarde apagan la luz y tiene que irse a casa todo el mundo. No se valora que alguien se quede. Al contrario, lo que muestra es que no ha sido efectivo y no ha sido capaz de hacer su trabajo a tiempo', explica Carlos Layús, gerente de Human Capital, de Deloitte.
El propio presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, recomendaba recientemente 'trabajo intensivo y no extensivo' como vía de competitividad.
El hecho es que, ya sea porque la empresa exige demasiado e impone objetivos inalcanzables que obligan a echar más horas, o por esta especie de hábito de alargar inútilmente las jornadas, muchos españoles arrastran una quemazón laboral que trastoca toda su vida.
La situación ha llevado a algunas empresas, pocas, a plantearse cómo conseguir tener más contentos a sus empleados sin renunciar a la riqueza que les genera la intensidad del trabajo. La mayoría encuentra en la flexibilidad la base o casi el único instrumento de esta nueva política. 'Queremos menos presencia física poco productiva. No hay que estar por cumplir un horario, sino objetivos', señala David de Juan, responsable de recursos humanos de BMW, una empresa que aplica la flexibilidad a sus trabajadores dividiendo la jornada en unas horas de obligada presencia y otras de libre disposición. Otras, como HP, tienen programas para mejorar la armonía con la vida familiar.
Algunas compañías todavía premian más la presencia de sus empleados que sus resultados. La situación es difícil de cambiar
Flexibilidad Ventajas para la empresa
Las empresas empiezan a ser conscientes de que en un mercado cada vez más competitivo es clave atraer y retener a los profesionales más cualificados. 'Tenemos que ser capaces de hacer atractivo el entorno de trabajo, ofreciendo a los trabajadores herramientas como la flexibilidad, el desarrollo por objetivos y la armonía entre las demandas personales y profesionales', señala Luis Carlos Collazos, director de recursos humanos de Hewlett-Packard. Un entorno laboral inflexible y rígido es fuente de diferencias entre la empresa y el trabajador, provocando en este último insatisfacción, lo que influye en su productividad y le provoca estrés innecesario. A veces, bajas por depresión.Los expertos en recursos humanos aconsejan flexibilidad en los horarios de entrada y salida, en los horarios de comida y aumentar el teletrabajo. Aconsejan que la propia dirección se comprometa a promover esa flexibilidad, lo que contribuirá a aumentar su liderazgo.La base de todo está en que si los niveles de rendimiento pueden mantenerse deben permitirse otros horarios. El empleado también debe tomar la iniciativa y no dejarse intimidar. Y si ha acabado su trabajo, marcharse a casa, aunque sus compañeros le miren mal.