Luto en Alstom e incertidumbre en los astilleros del Atlántico
El accidente supone un lastre suplementario para los astilleros franceses de Saint-Nazaire, propiedad de Alstom, que, en ausencia de pedidos, esperaban recuperar su reputación industrial con la entrega del barco.
Era la ocasión idónea para olvidar la falta de pedidos y restaurar la credibilidad industrial del grupo. La finalización del transatlántico Queen Mary 2, el mayor navío de crucero del mundo, terminó sin embargo en tragedia el pasado sábado. Los astilleros de Saint-Nazaire, filial de Alstom donde se construía desde hacía tres años el paquebote, interrumpieron ayer toda actividad para rendir homenaje a las víctimas, en presencia del presidente Jacques Chirac.
Lo acontecido añade una pesada carga a la malhadada división marítima de Alstom y a los 4.500 empleados de los astilleros de Saint-Nazaire, cuyo único pedido tras la entrega del Queen Mary 2, es un barco para transporte de gas encargado por la gasística GDF en julio pasado, en un acto de solidaridad estatal tras el descalabro financiero del grupo francés.
Las acciones del grupo cayeron ayer un 4,5% en Bolsa por el accidente
Alstom, que rozó la liquidación en marzo pasado, espera ahora la aprobación de la Comisión Europea de un plan de salvamento que cuenta con el Estado francés a título de acreedor. No obstante, las autoridades comunitarias de la competencia podrían exigir algún tipo de concesión, basada en la incertidumbre de la recuperación del grupo, y más concretamente de su división marítima. El presidente de Alstom, Patrick Kron, que heredó el control de una empresa ya en dificultades, no esconde una posible venta de los astilleros o su asociación con otra sociedad para centrarse en energía y transporte.
Pese a que la construcción del Queen Mary 2 ha requerido la intervención de 12.000 personas, menos de la mitad dependían directamente de Alstom, debido al elevado nivel de subcontratación que interviene en este tipo de proyectos.
Meses antes de su finalización, el grupo había roto su contrato con una de las empresas colaboradoras, por las condiciones 'inadmisibles' impuestas.
La cotización de las acciones de Alstom cayó ayer un 4,5% por el accidente.
El nuevo auge de los transatlánticos
Tras su plena expansión en los años noventa, la construcción de transatlánticos sufrió también el cataclismo de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, los expertos empiezan a ver una leve recuperación, que podría traducirse en una progresión del 7% al 8%. Durante el año 2002 se entregaron 13 barcos, la misma cifra que se espera para 2003.Pese a la fuerte competencia de este mercado, los astilleros del Atlántico han ocupado una posición importante en el sector. Desde 1985, la filial de Alstom ha llevado a cabo 36 pedidos, más del 20% del total mundial.Con el Queen Mary 2, el grupo asumía uno de los mayores retos en tecnología, la construcción de un navío de 74 metros de altura, 62 de ellos emergidos, el equivalente a un inmueble de 20 pisos, lo que hará de la nave el transatlántico más grande del mundo.Pese al accidente, que ya está sujeto a una investigación judicial para dilucidar sus causas, se mantendrá el calendario, que prevé su entrega a la reina Isabel II de Inglaterra antes de Navidad, y su bautizo el 8 de enero, antes de su viaje inaugural a Fort Lauderdale (Florida), que debería partir de Southampton, en el sur de Inglaterra, el 12 de enero.