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Derivados

El atractivo de las acciones a crédito

La semana pasada explicábamos cómo replicar la compra de un futuro sobre acciones con opciones sobre estas acciones. El resultado fue que comprar una call y vender una put sobre el mismo subyacente produce resultados similares que si de un futuro se tratase. Se podría decir que tener una acción comprada o tener un futuro sobre esta acción tiene los mismos resultados, sin considerar el efecto apalancamiento que permiten los derivados.

Sin embargo, se podría argumentar que no es necesario invertir en derivados para estar apalancado, ya que existe la compra a crédito. Esto consiste en pedir un préstamo para comprar acciones. En los préstamos de valores se suele abonar el 35% del coste de la operación en concepto de garantías. El problema es que hay que pagar intereses por la cantidad del crédito obtenido que es el 65% restante. El interés que se abona está en función del tipo de referencia del BCE, el 7%. Con la compra a crédito se logra el apalancamiento de los derivados, pero las garantías a depositar son inferiores y, además, la cámara de compensación de MEFF remunera las garantías, aunque sea a un interés bajo.

Hasta ahora hemos explicado diversos instrumentos para estar a largo en una acción, pero de la misma manera podemos considerar el escenario contrario en el que queremos ganar dinero con la caída en el precio de una acción (posición corta). El ejemplo más sencillo es la venta de un futuro sobre un índice o acción. Depositamos unas garantías iniciales y cada día la cámara de compensación hace la liquidación según se pierda o se gane. Cuando se vende un futuro, se apuesta a que el precio del índice o acción va a caer, y no se necesitan las acciones subyacentes.

Mientras en la compra y venta a crédito el plazo máximo del préstamo ronda los tres meses, en derivados existen vencimientos posteriores a este periodo, aunque los más líquidos son los más cercanos

Como sucedía la semana pasada, pueden existir acciones sobre las que sí existan opciones, pero no futuros. Si el inversor quiere crearse una posición sintética con opciones que sea igual a la de un futuro vendido, deberá comprar una put y vender una call con precio de ejercicio ligeramente superior. Esta estrategia, en función de las opciones que se elijan, podrá dar lugar a un ingreso neto o coste inicial, por diferencia de los precios de las primas. Hasta el vencimiento, si el precio de la acción cae, ganaremos por la put, y si sube, perderemos por la call que hemos vendido, así pues, es como si tuviésemos vendido un futuro.

Al igual que en la compra, existe la venta a crédito donde el inversor no es titular cuando vende, pero lo hace con la esperanza de poder comprar los títulos más baratos. El inversor debe reservar los títulos con quien concede el crédito antes de venderlos. A diferencia de la compra, en la venta a crédito pagan intereses por el 35% del capital que el inversor deja como garantía.

Los resultados con derivados y con la venta a crédito son similares, aunque en derivados el apalancamiento es mayor. Sin embargo, existen dos diferencias entre ambos. La primera es que en la compra y venta a crédito hay un plazo de tiempo en el préstamo que se concede y que ronda los tres meses, aunque se puede cerrar antes la posición. En derivados hay vencimientos posteriores, aunque sean más líquidos los de vencimientos cercanos. La segunda diferencia es que las instituciones pueden ofrecer operaciones a crédito sobre todas las acciones del Ibex, aunque se hará siempre que se disponga de títulos.

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