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Columna
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Consenso laboral

El acuerdo de 1997, que permitió el lanzamiento del contrato de fomento del empleo, contribuyó claramente a que el número de asalariados con contratos por tiempo indefinido subiera desde 6,14 millones en 1996 hasta los 9,36 millones de media en el primer semestre de 2003. Estas cifras muestran que el consenso, cuando se hace en la vía correcta, permite resultados positivos, aunque se quede en un punto intermedio respecto a lo óptimo. En el marco de ralentización del crecimiento, y con la expectativa de la ampliación europea, conviene un nuevo avance que ayude a crear y consolidar empleo de calidad. Los 10 aspectos que siguen podrían ser una base para encarar temas pendientes, como la reforma de la mediación en el mercado laboral, la mejora de la formación continua, las rotaciones, la aplicación creativa de la anualización de jornada, la mayor atención a las políticas activas de creación de empleo.

1) Hay un nuevo marco competitivo con poderosos países de industrialización reciente que cuentan con ventajas de todo orden. Esta situación es irreversible y la tentación proteccionista debe rechazarse; de un lado, porque perjudica al consumidor y, de otro, por insostenible a medio plazo.

2) En todos los mercados aumentan las exigencias de la clientela en cuanto a calidad y precio de productos y servicios. Hay exceso de capacidad productiva y el poder negociador de la distribución aumenta continuamente.

Para conseguir acuerdos sólidos y profundos en el mercado de trabajo se deben alterar diversas actitudes

3) La adaptabilidad es siempre un valor en sí misma. Hoy se ha convertido en una necesidad, por lo que, siendo negociable, no puede ser objeto de mercadeo.

4) El mantenimiento del empleo depende de la mejora de la productividad y ésta deriva de la formación, la adaptabilidad a distintas funciones, la inversión y la capacidad innovadora.

5) El Estado del bienestar se sustenta en el mantenimiento y creación de empleo. Su financiación futura se basa en esos requisitos.

6) La solidaridad es incompatible con el oportunismo. Los cambios en los programas sociales deben tener un referente ético inequívoco y solidario en todos sus aspectos.

7) Las mejoras retributivas han de basarse en aumentos de productividad que beneficien a cliente, trabajadores, sector público, y financien la tendencia de reducción de jornada.

8) El coste laboral no salarial es relevante para un crecimiento intensivo en empleo. Las barreras de entrada y salida en la actividad profesional deben reducirse.

9) El interés del cliente ha de presidir todos los cambios. Cualquier acuerdo que se sustente en este enfoque será inútil o perjudicial.

10) La cooperación ha de estar por encima de la confrontación. La conflictividad es un indicador de fracaso que, incluso cuando una parte imponga sus condiciones, tendrá un impacto negativo en el conjunto de la comunidad laboral y en la sociedad.

Conseguir acuerdos sólidos y profundos supone alterar las actitudes y pasa por el entendimiento entre Administraciones, sindicatos y organizaciones empresariales. Además debe ser explicado y transmitido debidamente, de modo que los interesados sean capaces de entender el porqué de las medidas, los resultados esperados, la debilidad de las alternativas rechazadas y la seriedad al valorar las opciones y la toma en consideración de las partes no representadas o con presencia insuficiente, como parados, colectivos con dificultad de entrada en el mercado laboral y otros.

Cuando se pierde algo que no se usa la conciencia de pérdida no sobreviene hasta que hay necesidad de usarlo. Sería conveniente que antes se supiera que asistimos a cambios relevantes e irreversibles. Si las cosas se hacen bien, puede haber mejoras; si no se hace nada o se hace mal, será para peor. El único punto seguro es que la situación presente no es referencia ni guía para el futuro y en un caso así la mejor recomendación es prevenir antes de que se deba actuar de forma reactiva, tarde y sin las condiciones idóneas para hacerlo.

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