La Reserva Federal apuesta por un dólar débil para eludir la deflación
La reciente depreciación del dólar tendrá sólo un modesto efecto sobre la tasa de inflación, pero si debe tener alguno, es combatir una mayor caída de los precios'. Con estas palabras, Ben Bernanke, miembro del consejo de siete gobernadores de la Reserva Federal, confirmaba ayer lo que los analistas han venido defendiendo en los últimos meses: el cambio en la política del dólar fuerte defendida oficialmente por las autoridades económicas estadounidenses.
A su juicio, la debilidad del dólar es uno de los factores que debe ayudar a combatir la senda desinflacionista que presenta la economía de EE UU. Pero esta tendencia continuará mientras continúe la debilidad de la actividad económica. En concreto, 'una tendencia de los precios a la baja de forma gradual para un periodo de uno a dos años es el escenario más previsible', según el discurso que ayer pronunció en la Universidad de California.
Optimismo infundado
Bernanke sostiene que 'el alcance de la falta de pulso actual de la economía es mayor de lo que los analistas estiman' y que incluso si se cumplen las previsiones de crecimiento de la entidad (3% en 2003 y 4% en 2003), todo apunta que la inflación subyacente (en junio en el 1,5%) 'caerá medio punto' adicional en cada ejercicio. ¿El motivo? La escasa utilización de la capacidad productiva y la alta tasa de paro, que mantendrá la producción por encima de la demanda.
En este contexto, la Reserva 'puede reducir los tipos de interés desde el nivel actual', que se sitúan en el 1%. 'Estaríamos dispuestos a recortar los tipos a cero si se considera necesario para dar el suficiente apoyo a la economía', aseguró Bernanke. De momento, 'mientras la caída sustancial de los precios siga siendo un riesgo, la política monetaria seguirá siendo expansiva'.
El gobernador, en línea con lo defendido por el Fondo Monetario Internacional, apuesta por establecer un objetivo explícito de inflación que ayude a los agentes económicos a prever los movimientos de la entidad. Bernanke apuntó que el comité de mercado abierto, que es el que decide sobre los tipos de interés, tiene un objetivo de precios implícito, en el que el incremento mínimo debe ser una tasa interanual de precios de 'al menos el 1%'. La razón deriva de que la inflación que muestran las estadísticas 'es mayor que el aumento real de los precios'.
Aunque advirtió que el daño para la economía es similar en caso de desinflación y de deflación, Bernanke sí dejó claras las diferencias con la situación japonesa, ante la mejor situación financiera de empresas y familias en EE UU y la salud de que goza su sistema bancario. En contra juegan los tipos de interés, que están en niveles muy bajos, y una demanda agregada ya débil, que puede presionar al alza los tipos a largo.
Por ello, Bernanke es un firme defensor de la política monetaria heterodoxa, con actuaciones sobre los tipos a largo y los préstamos masivos de la entidad a la banca.