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Banca

Weill deja en enero su puesto de consejero delegado de Citigroup

Ayer se puso punto y final a una de las inevitables conversaciones de corrillos de Wall Street en los últimos años. Charles O. Prince, de 53 años, amigo personal del aún consejero delegado y actual responsable de la división de banca global corporativa y de inversión de la entidad sucederá a Weill. El relevo ha estado cuidadosamente planeándose desde hace tres años, aunque en algunos círculos ha llamado la atención que no haya sido Robert Willumstad el elegido.

Willumstad, de 57 años y actualmente presidente de la entidad, estaba en las quinielas de la mayor parte de los observadores que habían visto cómo sus comparecencias, la última el mismo martes para anunciar la compra del negocio de las tarjetas de crédito de Sears, avalaba esta hipótesis. El ex secretario del tesoro con Bill Clinton, Robert Rubin, era otro de los candidatos, pero hace tiempo dijo no estar interesado. Willumstad, queda como jefe de operaciones del grupo. Tanto su nombramiento como el de Prince fueron aprobados el martes por el consejo.

Los corrillos del corazón financiero de Nueva York tendrán ahora como tema de conversación hasta qué punto Weill desaparece de la gestión del banco que ayudó a crear en 1998 con la fusión de Citicorp y Travelers, y que él mismo ha modelado.

Para Weill todos los negocios claves del mundo de las finanzas tenían que estar bajo un mismo paraguas (el logo del banco), ser líderes y apoyarse en las sinergias.

El problema es que estas sinergias le han dado muchos dolores de cabeza en los últimos tiempos y, aunque sea recordado como el arquitecto de Citigroup, se despide apenas tres meses después de haber firmado con la fiscalía general de Nueva York y la SEC un acuerdo extrajudicial, con más bancos, por el escándalo de los análisis sesgados de la banca de inversión. Weill, que admitió haberle pedido al sancionado analista Jack Grubman que reconsiderara su valoración de AT&T, es el único ejecutivo que sin estar acusado, se había significado en los acuerdos de abril.

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Un hombre conciliador para el cargo

Decía el ex presidente de la SEC a Bloomberg, Arthur Levitt, amigo y socio durante 13 años de Sandy Weill, que, cuando ha trabajado con él, el consejero delegado de Citigroup era siempre la persona más influyente del grupo de trabajo. Levitt dejaba claro lo que nadie duda. Desde la presidencia honoraria, Weill seguirá manejando las riendas del banco al que dice querer.Eso puede complicar la tarea a Charles Prince, su sucesor. Sin la estatura de Weill en la calle de la inversión, Prince ha sido calificado por el propio consejero delegado como 'el solucionador de problemas'. Por esa razón fue nombrado en septiembre responsable de la banca de inversión, una división en la que saltaban las chispas desde que una de ellas quemó a Enron. Su formación como abogado le hizo ser la persona ideal para gestionar la batería de problemas de este negocio. Chuck, que es como se le conoce, ha formado parte del círculo más reducido en el que se movía Weill, que hace poco recordaba en una entrevista que su consejo es siempre válido: 'Me ha ayudado hasta a ponerme a régimen'.

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