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El Barómetro

La crisis de la renta fija puede alimentar la reacción bursátil

El aumento de las rentabilidades a largo plazo visto en las dos últimas semanas está empezando a perjudicar a algunos fondos de renta fija y puede llevar a los inversores a tomar posiciones en la renta variable.

Las Bolsas parecen haber agotado por el momento su tendencia alcista sin que este hecho haya servido para estimular la entrada de dinero en este tipo de fondos.

Con una ganancia media acumulada hasta la primera semana de julio del 14%, los fondos que operan en la Bolsa española son el mejor exponente de que las Bolsas están este año aportando valor al patrimonio de los partícipes por vez primera desde el inicio de la crisis, allá por el mes de marzo del año 2000.

Pero los inversores que tienen su dinero en los fondos de inversión se enfrentan ahora a riesgos nuevos, los de la renta fija. En las dos últimas semanas, los tipos a largo plazo se han tensionado al alza y las valoraciones de los activos han iniciado una trayectoria claramente bajista. Los fondos que invierten en los mercados de renta fija empiezan a ver por primera vez en varios años las orejas al lobo y pueden dejar de jugar el papel de refugio tranquilizador que habían venido desempeñando en la fase más difícil de la crisis bursátil.

Sus rentabilidades medias se han visto recortadas en las últimas dos semanas. Los fondos de renta fija a medio y largo plazo han caído hasta niveles del 2,4% de rendimiento medio acumulado en lo que va de año, un punto menos que hace apenas un mes.

La subida de los tipos de interés a largo (que esta semana han bordeado el 4%, un nivel que no se conocía desde marzo pasado) parece anticipar la sensación de que el inicio de una nueva fase en las políticas monetarias, con tipos de interés en alza, está en trance de aparecer.

En los últimos días se han producido algunas declaraciones que parecen apuntar en esa dirección ya que tanto el BCE, por boca de su presidente, como la Reserva Federal, con un última rebaja de tipos bastante más raquítica de lo que se esperaba, parecen haber lanzado a los mercados el mensaje de que los tipos de interés sólo pueden ir de ahora en adelante en una dirección, la de subida.

Si las bajadas de tipos han llegado al límite, como parece deducirse de estos análisis, el protagonismo de las rentabilidades dejará de estar en los fondos de inversión de renta fija, que incluso podrían empezar a presentar pérdidas a medio plazo, como sucedió hace cinco años.

Visto desde otro ángulo, una crisis en los mercados de bonos, cuyos síntomas vistos en estas dos últimas semanas no tienen todavía solidez suficiente como para convertirse en una tendencia a más largo plazo, puede marcar el inicio de una recuperación más consistente de la renta variable. O al menos pueden generar un mayor interés de los inversores por los activos bursátiles, después de una etapa de tres años de duración a lo largo de la cual las inversiones en renta fija no se han percibido como un riesgo sino como un refugio con el que contrarrestar los altos riesgos de la renta variable.

En la renta variable están apareciendo, además, algunas señales de esperanza, como la reacción del mercado japonés, el peor mercado bursátil en los últimos años y que acaba de salir de pérdidas gracias a su excelente recuperación de estas últimas semanas. Era el único de los grandes mercados que estaba en pérdidas y ya no lo está en estos momentos.

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