Brown anuncia hoy el veredicto sobre la entrada de Reino Unido en el euro
El pueblo británico, mayoritariamente opuesto a la entrada de su país en el euro, espera con bastante indiferencia el veredicto que el ministro del Tesoro, Gordon Brown, pronunciará hoy en el Parlamento sobre la moneda única. El debate sobre uno de los temas más cruciales del Gobierno laborista se ha visto desplazado estos días por otro tema considerado más candente: si el primer ministro, Tony Blair, mintió o exageró los informes del servicio secreto sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak para justificar la guerra.
El veredicto sobre la adopción del euro por el Reino Unido que se espera escuchar hoy de boca de Brown, salvo sorpresas, es 'aún no' por la falta de convergencia económica. No obstante, el ministro se mostró ayer claramente a favor de que su país acabe entrando en la eurozona. En una entrevista en la cadena BBC declaró que 'en principio' quiere el cambio del euro por la libra, pero sólo si las condiciones económicas lo permiten. Añadió que 'voy a hacer una campaña por Europa' vendiendo las ventajas de la moneda única con el fin de revertir el sentimiento antieuropeo de los británicos. Dos tercios están en contra del euro, según las encuestas.
Enfrentamiento
Después de la reunión de tres horas mantenida por el Gabinete el pasado jueves, los dos políticos continuaron trabajando durante el fin de semana para dar los últimos retoques al documento que se presenta hoy en la Cámara de los Comunes. Y que Blair ha querido dejar afinado al máximo para evitar que tuviera un tono euroescéptico pese al 'todavía no' que contiene.
Los debates mantenidos durante todo el mes han estado marcados por una creciente tensión entre Brown, que, pese a las declaraciones de ayer, cada vez encuentra más argumentos contra el ingreso, y Blair, que piensa que el destino de su país es ser miembro del club de la moneda única.
Tras ríos de tinta y revelaciones de algunos miembros del Partido Laborista que hablaban de un abierto enfrentamiento, parece que ambos han alcanzado un mínimo consenso que consistiría en dejar la puerta abierta para convocar un referéndum sobre el euro antes de las próximas elecciones generales, previstas para el año 2006. Según el rotativo Financial Times, Blair y Brown habrían acordado publicar en otoño un borrador legislativo que permita celebrar esta consulta antes de ese plazo.
Ambos han negado reiteradamente las diferencias y han señalado que la decisión estará condicionada por los intereses a largo plazo y que no se tomará ninguna medida que ponga en riesgo la estabilidad de la economía.
Líderes empresariales británicos y representantes de multinacionales han acusado al Gobierno, y en particular a su ministro del Tesoro, de mantener una 'ambigüedad sistemática en la cuestión del euro' y han alertado sobre la fuga de inversiones y los daños en el sector de fabricación que se producirán si no se adopta pronto la divisa común.
Brendan Donnely, director de la organización Federal Trust, ha dicho recientemente que la pasividad de los miembros de laborismo durante los últimos seis años ha creado un peligro auténtico de que Reino Unido no llegue nunca a ser miembro de la moneda única y que el Gobierno se ha colocado en un callejón sin salida.
Olivier Blanchard, jefe del Departamento de Economía del Massachusetts Institute of Tecnology (MIT), ha criticado a Blair y a su ministro por intentar disfrazar una decisión que es política como si fuera económica. Y pone como ejemplo el primero de los cinco requisitos de Brown (la convergencia). Blanchard afirma que el grado de convergencia de Reino Unido con la zona euro será consecuencia de medidas políticas concretas, incluyendo, por supuesto, la monetaria.
La brecha con la zona euro volvió a ponerse de manifiesto la pasada semana, cuando el Banco de Inglaterra fijó los tipos de interés en el 3,75% en tanto que el BCE los recortó hasta el 2%. Pero, pese a la protesta de la industria, muchos analistas señalaron que si ahora en Reino Unido se rebajaran los tipos a la mitad, los precios de la vivienda y el consumo se dispararían, en uno de los países con mayor deuda de la UE.
Modelo comunitario
Sin embargo, Brown ya se ha comprometido a someter a consideración la posibilidad de cambiar la forma en la que Reino Unido contabiliza la inflación y gestiona las hipotecas de la vivienda para que se adapten más al modelo comunitario.
Los euroescépticos creen que la opción euro está muerta para esta legislatura y que es improbable que la intervención de Brown de hoy vaya a aclarar la situación. 'Ni la opinión pública ni los pobres niveles de crecimiento de la UE hacen que sea una batalla por la que merezca la pena luchar aún', subrayan.
Los partidarios del euro esperan un referéndum en 2005 o 2006. Y los alineados con Brown miran al final de la década, cuando el BCE haya reformado su tendencia deflacionista y las economías comunitarias se hayan hecho más flexibles.
Las empresas, en pro de la moneda europea
'Yo le diría a Blair que el debate sobre el euro podría ganarse si se presenta de manera adecuada. Espero que haya referéndum antes de las próximas elecciones'. æpermil;stas son palabras de Chris Gent, presidente del gigante del móvil Vodafone, que es partidario de la entrada de su país en la moneda común.La mayoría de los responsables de las empresas británicas y de multinacionales radicadas en Reino Unido son claramente pro euro. Muchas de estas firmas extranjeras, que emplean a un millón y medio de personas en suelo británico, han declarado que se lo pensarían dos veces antes de volver a invertir en el país si no se adopta la moneda única. Firmas automovilísticas como Toyota, Nissan y Peugeot han hecho una llamada al Gobierno para que ingrese en el euro. Y Nick Scheele, consejero delegado de operaciones de Ford, afirma que 'es absolutamente necesario que Reino Unido se integre en la eurozona para crear la estabilidad necesaria que requiere la inversión'.El consejero delegado de la filial británica de Siemens, Alan Wood, señala que el sector productivo, que aún representa el 20% de la economía de Reino Unido, se está viendo perjudicado por la volatilidad en el cambio de la libra respecto al euro, lo que le resta competitividad.El grupo de presión Britain in Europe asegura que la exclusión de la eurozona tendrá consecuencias devastadoras en el sector de la fabricación, en la inversión, el turismo (los europeos suponen dos tercios de los visitantes de Reino Unido) y en la agricultura.