Crece la presión política y empresarial sobre Blair para que Reino Unido adopte el euro
El ministro británico de Finanzas, Gordon Brown, tiene previsto informar antes del próximo 7 de junio sobre un estudio hecho con cinco indicadores que reflejarán si el Reino Unido está listo o no para adoptar el euro. Todo apunta a que el veredicto final será que la economía británica no esta preparada para entrar a formar parte de la unión monetaria europea (UEM).
Ante esta perspectiva, las voces que presionan a Blair para que cambie el rumbo de su política monetaria se intensifican. Y es que, después de seis años deshojando la margarita, Blair y Brown aún están indecisos sobre la postura a adoptar frente al euro.
La semana pasada un grupo de 330 economistas independientes abogó por la entrada del Reino Unido en el euro y a éstos se unió ayer la petición de 26 máximos directivos de las empresas más importantes presentes en este país, entre ellas Vodafone, BP, Ford, Boeing o Siemens.
La conclusión de esa misiva es que estas empresas consideran que 'aunque en muchos aspectos el Reino Unido es un buen sitio para hacer negocios, el no ser miembro de la zona euro está perjudicando la posición de este país en la economía internacional'.
Los empresarios sostienen que, desde el nacimiento de la moneda única, 'el Reino Unido ha pasado de recibir el 29% del total de la inversión extranjera directa de la UE al 16%', según datos de la ONU.
Dentro del propio Gobierno laborista también hay quien opina que no se deben cerrar las puertas a una pronta incorporación del país al euro.
La ministra para Escocia, Helen Liddell, propuso ayer al Ministerio de Economía que se someta al Reino Unido a una sexta prueba de evaluación de la viabilidad para adoptar el euro, pero que considere, esta vez, las consecuencias que tendrá para el país seguir manteniéndose al margen de la unión monetaria europea.
Esta sexta prueba se sumaría, según Liddell, a los otros cinco indicadores de viabilidad sobre los que Gordon Brown informará en las próximas semanas.
Argumentos incompletos
De no tener en cuenta las consecuencias que reportará seguir con la libra 'corremos el riesgo de echarnos atrás en la decisión económica más importante de la historia del Reino Unido apoyándonos en conocimientos incompletos', dijo Liddell.
De esta forma, la ministra británica criticó la fiabilidad de los resultados que el Ministerio de Economía obtenga en las citadas cinco pruebas de evaluación. Liddell abundó en sus críticas del pasado fin de semana, donde arremetió contra Brown por no consultar con los demás componentes del Gabinete al respecto.
Sin embargo, frente a estas voces críticas, el colectivo de euroescépticos, sigue activo. De hecho, la mayoría de las encuestas de opinión muestran que la mayoría de los británicos prefieren mantener la libra como moneda.
Ayer se hizo también público el índice de convergencia de la economía británica con la UEM, que elaboran los consultores de PricewaterhouseCoopers, y que hace crecer los argumentos para los partidarios de no abandonar la libra.
Dicho indicador, que tiene carácter bianual, asegura que persisten las diferencias estructurales entre las economías británicas y la media europea, y que esta situación permanecerá aún durante el próximo año. Aunque se han acortado estas divergencias, se ha producido un retroceso últimamente, lo que ha aumentado las diferencias en materia de crecimiento económico y tipos de interés.
El valor de la libra esterlina frente al euro se colocó ayer en su nivel más bajo desde el nacimiento de la moneda única en 1999, ya que la divisa británica llegó a valer 0,71 euros.