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Los pequeños libreros se hacen fuertes en la Red

Somos como Amazon en sus comienzos, pero más preocupados por el servicio que por las ventas'. Así resumen su actividad en la Red los miembros de Librerías Especializadas Asociadas (LEA), colectivo formado por 18 empresas madrileñas con sus respectivas tiendas y páginas web.

Vista la dificultad de competir contra los grandes almacenes -algunos son vecinos de El Corte Inglés o de Fnac-, han decidido fundir sus colecciones en un gran catálogo, con 450.000 referencias, expuesto en Libreriasespecializadas.com.

'Internet es una herramienta informativa y comercial imprescindible', reconoce el presidente de LEA, Juan Saura. Cada socio paga una cuota de 60 euros mensuales y ha tenido que instalar al menos un PC entre estanterías y cajas de libros. La inversión media en equipos y programas ha sido de 3.000 euros. 'El canal virtual era el ideal para actualizar catálogos y ofrecer un servicio conjunto', comenta desde Ecobook, María García.

LEA, que presume de 'doblar con su oferta a cualquier gigante de la distribución', ha convertido su página en un sitio de consulta y venta, atendiendo a los lectores a través del correo electrónico. 'Resolvemos los pedidos en 24 horas, enviamos más de 50.000 catálogos mensuales por e-mail y gestionamos en la web 45.000 encargos al año', explica el tesorero, Jorge Sanz.

La apuesta conjunta por la Red no sobrepasa por el momento los 12.000 euros, 9.000 de los cuales han sido empleados para promoción a través del buscador Google. Actualmente reciben una media de 2.800 visitas diarias, pero no todos compran. 'Hay quien va con nuestros títulos a la competencia o viene con las páginas impresas hasta nuestras tiendas, pero eso irá cambiando', espera Jesús Pinto, de Intercodex.

La facturación de LEA suma 10 millones de euros, de los que el 20% corresponde al negocio electrónico. Crecer en Internet y aprovecharse de esta peculiar alianza entre empresas son sus intenciones: 'Queremos crear una central de compras para optar a mejores precios entre las editoriales y buscamos un operador logístico que distribuya nuestras ventas por toda España', explica Sanz.

Los 18 libreros creen haber dado con la fórmula para sobrevivir. Confían en la tecnología, pero arrimando las ascuas a sus sardinas: 'El libro electrónico no puede calar entre nuestras costumbres', opinan.

Hace unos meses alguno usaba el lápiz para controlar sus pedidos y la contabilidad, pero esta iniciativa les ha puesto al día: consultan el correo electrónico cada mañana y mantienen contacto con toda Europa o Suramérica sin descolgar el teléfono.

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