Madrid y Berlín frenan de nuevo la patente comunitaria
El título de patente comunitaria, con el que se espera reducir un 50% el coste de proteger una innovación en Europa, está lejos de ser una realidad. El acuerdo fraguado el pasado 3 de marzo tras largos meses de negociación provoca todavía reticencias en algunas capitales. Madrid y Berlín, en concreto, mantienen una dura pugna sobre los requisitos de traducción del título, lo cual puede retrasar de nuevo su entrada en vigor.
El consejo de Ministros de la Unión Europea abordará hoy en Bruselas el polémico expediente, pero fuentes diplomáticas auguran ya que el acuerdo definitivo no podrá cerrarse hasta finales de este año. La UE se había fijado el año 2001 como plazo para adoptar el reglamento de patente, pensado para recortar drásticamente los 50.000 euros que cuesta registrar una invención en la UE (10.000 euros en EE UU).
España, junto a otros Estados miembros, logró que, frente al régimen lingüístico propuesto por la Comisión (inglés, francés y alemán), se reconociese la obligación de traducir a las 11 lenguas oficiales de la UE el documento que detalla las novedades protegidas por cada patente (las llamadas reivindicaciones).
Problemas de traducción
Alemania pide ahora un plazo de dos años para llevar a cabo esa traducción, aduciendo que las dificultades que puede plantear encontrar traductores especializados en algún idioma, especialmente en los ocho que también serán oficiales tras la ampliación de la UE. España, que exige un plazo de tres meses, interpreta la petición como una mera táctica para esquivar la obligación de traducir las reivindicaciones.
Esta tesis apunta que muchas empresas renunciarán a la traducción porque, 'aunque las patentes expiran a los 20 años, muchas pierden interés a los pocos años de registrarse'. El debate también se ha vuelto a agriar en cuanto a la descentralización de un régimen que gira en torno a la Oficina Europea de Patentes de Múnich (Alemania). España defiende un papel relevante para su oficina nacional.