Vivendi decide dejar de ser Universal
El pasado martes, después de dos años y medio, 12.300 millones de euros de deuda y una ingente cantidad de capitalización bursátil evaporada, el grupo francés Vivendi Universal dio carpetazo definitivo a su delirante sueño de convertirse en el líder mundial de los medios de comunicación.
El reconocimiento expreso por parte del presidente de la empresa francesa, Jean-René Fourtou, de la puesta en venta de su filial norteamericana Vivendi Universal Entertainment, supone para el grupo un giro copernicano en la estrategia que acometió su antecesor en el cargo, el controvertido y polémico Jean-Marie Messier.
Anticipando que las retiradas son siempre mucho más grises que las conquistas, el escenario escogido para el anuncio fue la protocolaria junta de accionistas del gigante francés. En junio de 2000 Messier alquiló alguna salas del Museo del Louvre para que los años de historia de sus paredes contemplaran lo que entonces se calificó como un acontecimiento histórico: la adquisición del grupo Seagram, propietario de Universal, por 34.000 millones de dólares.
El golpe de timón pretende ahora convertir a Vivendi Universal básicamente en una operadora de telecomunicaciones, aunque con una fuerte presencia en el negocio de la televisión de pago en Francia, a través del grupo Canal +.
A tenor de las palabras del presidente el martes, todo lo demás es susceptible de ser vendido. Incluso se desprenderá del 20% de la filial de medio ambiente, Veolia, germen original de lo que hoy ha llegado a ser Vivendi Universal. Y todo con el objetivo estratégico de recuperar unos niveles de deuda tolerables, que la permitan abandonar cuanto antes la consideración de 'empresa basura' a la que la tienen sometida todas las agencias de calificación de deuda.
A finales del pasado mes de marzo, cuando Vivendi anunció sus catastróficos resultados de 2002, la compañía declaró una deuda neta de 12.300 millones, frente a los 37.100 millones con los que cerró 2001, herencia que recibió Fourtou de manos de Messier y que situaron la empresa al borde de la suspensión de pagos a principios del pasado año.
Su objetivo, sin tener en cuenta la posibilidad abierta ahora de vender Universal, era cerrar 2003 con un endeudamiento de 11.000 millones. A este recorte ayudaban los ingresos que por valor de 7.000 millones estaba previsto ingresar por venta de activos, que serían ya de 16.000 millones en 2004.
Fourtou no acudió a justificaciones rimbombantes o técnicas para justificar la decisión de vender Universal. Su enorme pragmatismo le llevó a afirmar que era de 'ilusos' pensar que se pueden gestionar estudios y productoras de cine, parques temáticos y canales de televisión por cable en California, 'desde París'.
No hubo más explicaciones, aunque sí precisó que Vivendi está abierto a cualquier posibilidad para desinvertir en Universal.
Reconoció estar negociando con varios potenciales compradores, tanto una venta global como por partes, mediante intercambio de acciones o en metálico
De acuerdo con fuentes cercanas a las negociaciones, los potenciales interesados son Liberty Media, Viacom, General Electric, NBC y Metro Goldwing Mayer. Y entre los activos más valorados se encuentra la televisión por cable y USA Networks. Y no tanto los estudios cinematográficos.
Referencia
Los ofertantes cuentan con una clara referencia. Vivendi dijo no el pasado mes de noviembre a una oferta de 15.000 millones de dólares presentada por el multimillonario tejano Marvin Davis. La empresa francesa consideró insuficiente la propuesta de adquisición, que además incluía la asunción de los 5.000 millones de dólares de deuda que mantiene la empresa.
Fourtou tiene claro al menos lo que busca. Quiere ligar el fortalecimiento de la empresa al importante y recurrente cash-flow que generan las participaciones de la compañía en el sector de las telecomunicaciones. La adquisición de la mayoría de Cegetel y la intención de elevar significativamente por encima del 35% que posee en la operadora telefónica marroquí Maroc Telecom, son movimientos claros que confirman la nueva estrategia.
Vivendi atravesará este año un ejercicio calificado por Fourtou como de transición, en el que, excluyendo dotaciones y saneamientos extraordinarios, se cerrará con beneficios. Al menos en el horizonte de 2004, la empresa ya no ve desierto, algo que parece reconfortar a Fourtou y que justifica la frase que pronunció el martes: 'A finales de 2004, Vivendi necesitará un nuevo equipo directivo'.
Ruptura de reglas
Jean-René Fourtou certificó el martes el final de Vivendi Universal como un gran grupo multinacional de medios de comunicación, rompiendo una de las reglas de oro que impuso nada más llegar a la compañía.De la importancia que tenía esa norma para el actual equipo directivo de la multinacional da fe que es uno de los primeros elementos que se pueden leer en su página web. 'Como respuesta a los numerosos rumores existentes sobre posibles venta de activos, Vivendi Universal quiere volver a insistir en que no se realizarán comentarios o comunicados sobre ventas hasta que éstas no se hayan completado'.Fourtou no respetó un mecanismo de defensa instituido en la compañía para evitar que se volvieran a repetir escenarios que se vivieron bajo la presidencia de su antecesor Jean-Marie Messier y que provocaron que las propias filtraciones de la empresa provocaran escandalosas manipulaciones bursátiles y pérdidas de valor de los activos que la compañía decidía poner en venta.En la sesión del miércoles las castigadas acciones de la compañía recibieron bien el anuncio que era ya un secreto a voces. Cerraron con una revalorización del 2,1%, concluyendo en 14,60 euros.Los analistas estiman que Fourtou hizo el anuncio para dejar claro que, en contra de lo que defienden sus críticos, sí tiene una visión clara de hacia dónde tiene que dirigirse la estrategia de la empresa y que no participa de la idea de que la única solución ya para Vivendi es vender todo y cerrar.