Greenspan elude evaluar el impacto del conflicto sobre la economía
El precio del dinero en EE UU queda igual que estaba tras 12 recortes consecutivos de tipos de interés por la Reserva Federal desde principios de 2001, según decisión unánime de los gobernadores de la Reserva. Muchos analistas, aunque no la mayoría, apostaban por una rebaja de 25 puntos básicos, pero lo que no pensaba nadie que ocurriera es que la autoridad monetaria evitara pronunciarse sobre el estado de la economía.
Muy al contrario, lo que figuraba en todas las expectativas era un cambio de sesgo haciendo un mayor hincapié en los riesgos y problemas que encuentra EE UU para la salida de una recesión que comenzó en el primer trimestre de 2001. Los analistas buscaron sin éxito inmediato un precedente de una decisión como la de ayer.
'A la luz de las inusualmente importantes incertidumbres que se dibujan en la situación geopolítica en el corto plazo y su aparente efecto en el proceso de decisión económica', dice el comunicado de la Reserva, 'el comité no cree que será útil caracterizar el actual equilibrio de riesgos'. La autoridad monetaria prefiere esperar y no mandar ni siquiera la menor señal de preocupación cuando se está en la cuenta atrás de una intervención militar y casi todos los poderes del Estado están cerrando filas en su apoyo a la decisión ya tomada por el presidente del Gobierno, George Bush.
'Mientras que los datos económicos desde enero han sido mixtos, los indicadores recientes sobre el mercado laboral han probado ser decepcionantes', reza el comunicado de la Reserva que continúa para repartir culpas de esta decepción al alto precio del petróleo y las incertidumbres políticas. Este discurso está en línea con lo expresado por Greenspan en recientes comparecencias en las que ha señalado que una vez que se levanten las incertidumbres bélicas la economía se recuperará.
El presidente de la Reserva se ha ganado además en las últimas semanas la enemistad de la Casa Blanca por sus comentarios en contra del estímulo fiscal por el que aboga Bush poniendo énfasis en el problema que genera el creciente déficit.
Excusa bélica
No obstante, esta visión está empezando a ser criticada por los que día a día observan la evolución de las empresas y los datos que se deducen de la marcha del país. De hecho, crece el número de los que opinan que EE UU tiene una asignatura pendiente con el manejo de una cada vez más debilitada economía y que la guerra, como en su momento lo fue el 11 de septiembre, está siendo en muchos sectores una excusa.
Después de conocerse el sesgo dado por la Reserva Federal ayer tras la reunión de su comité abierto, analistas y comentadores económicos coincidieron en que aumenta la posibilidad de que la Reserva decida bajar tipos en su próxima reunión de comité, programada para el 6 de mayo, o incluso antes. 'El hecho de que la Reserva mencione que está vigilante significa que la rebaja de tipos vendrá en pocos días o semanas', dijo ayer a Bloomberg Ian Morris, economista jefe de HSBC Securities.
Muchos analistas así como el mercado de futuros habían descontado ya que esto ocurriera y los más pesimistas, como Merrill Lynch y JP Morgan, habían previsto hasta dos recortes de tipos, una para mayo y otra ayer que finalmente no se produjo y que hubiera dejado los tipos en mínimos históricos registrados en julio de 1958. Ethan Harris de Lehman Brothers había previsto un recorte que dejara los tipos al 0,75% en mayo.
Debilidad del consumo
Los fundamentos para esta rebaja descansan en la persistente caída del consumo, el que había sido hasta ahora el pilar que ha sostenido la economía incluso durante los peores momentos de una recesión que no se considera terminada.
Ayer mismo se conocía que incluso el dinámico mercado de la vivienda da los primeros signos de flaquear, al caer un 11% el pasado mes el número de viviendas cuya construcción se inicia. Aunque se echa parte de la culpa de esta caída, la mayor en los últimos nueve años, al mal tiempo imperante en la mayor parte del país, lo cierto es que el propio Greenspan ya ha hablado de que se ha podido tocar techo en este mercado residencial.
En su última referencia pública, con el Libro Beige, que refleja el estado económico por distritos, se reforzaba la idea de que la economía había pasado de un momento delicado a otro en el que dominaba la debilidad sin medias tintas.
El informe sobre los 380.000 empleos perdidos de hace dos semanas ha disparado todas las alarmas económicas en un país que ya está en alerta en el flanco político y militar y prepara un aumento del gasto en un presupuesto deficitario de 90.000 millones para hacer frente a los gastos de la guerra.
Este déficit, como el histórico que se registró en 2002, es una de las crecientes preocupaciones de los analistas por más que desde el Gobierno se intente rebajar el peso de estos agujeros. Ayer mismo, durante la presentación por parte de Merrill Lynch del informe mensual sobre opiniones de gestores de fondos, su director, David Bowers, insistió, a preguntas de los periodistas, en señalar que EE UU a pesar de su poderío militar y su posición política 'es más que nunca en los últimos 50 años dependiente de la inversión extranjera para financiar el déficit por cuenta corriente'. Según las últimas estimaciones, EE UU necesita atraer diariamente 1.300 millones de dólares para evitar el aumento de su déficit por cuenta corriente.
Bowers señalaba que no sería descabellado pensar en que el unilateralismo político y militar que está llevando a su extremo la actual Administración pueda terminar teniendo efecto en esta inversión exterior. Sin embargo, la mayoría de los fondos atraídos por EE UU no provienen de Europa sino de Asia.
Como otros analistas económicos y políticos, Bowers se preguntaba ayer por la viabilidad de un modelo globalizado de economía y una posición unilateralista política. El boicot a los productos americanos en una buena parte del mundo parece sugerir que las dudas sobre la conciliación de ambas posiciones están fundamentadas.