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Irak

Francia rechaza una nueva resolución del Consejo de Seguridad

El presidente de Francia, Jacques Chirac, ratificó ayer sus diferencias con España al asegurar que su país se opone 'a toda nueva resolución' del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Irak. Por su parte, el presidente del Ejecutivo español, José María Aznar, al finalizar un encuentro con Chirac en París, volvió a insistir que Sadam Husein ha perdido la 'última oportunidad' de evitar una salida pacífica a la crisis.

Al finalizar la reunión que mantuvieron en el Palacio del Elíseo, ambos líderes reconocieron que mantienen puntos de divergencia sobre los medios y sobre la necesidad de una nueva resolución de la ONU para desarmar a Irak.

'No hay ninguna razón que justifique salir de la resolución 1.441 (...), estamos opuestos a toda nueva resolución', dijo Chirac. Aznar, que ha acordado con Estados Unidos y el Reino Unido el contenido de lo que sería esa resolución, recalcó que 'la responsabilidad de la situación y sus consecuencias recae íntegramente' sobre Sadam Husein. La propuesta de los tres aliados afirma que Irak ha desaprovechado la última oportunidad que suponía la resolución 1.441, lo que en la práctica abre la puerta a una posible intervención armada.

Francia, junto con Alemania, y con el apoyo de Rusia y China, se mantienen en su idea de que es posible evitar la guerra. Sin embargo, Chirac intentó quitar hierro al enfrentamiento con España en el seno de la Unión Europea (UE) al señalar que Francia 'tiene una divergencia de posturas con nuestros amigos españoles, pero (...) la asumimos en la más perfecta amistad y cooperación'.

Por otra parte, los embajadores ante la ONU de los tres países que propician la aprobación de una segunda resolución se reunieron anoche en la sede de la misión española ante la organización con sus homólogos de las naciones que son miembros no permanentes del Consejo de Seguridad. El objetivo del encuentro fue explicar y analizar la propuesta de segunda resolución presentada el lunes pasado en Naciones Unidas. Además de los representantes de EE UU, Reino Unido y España, participarán los embajadores de México, Chile, Camerún, Guinea Conakry, Angola, Pakistán, Bulgaria, Alemania y Siria.

Washington necesita el voto favorable de 9 de los 15 miembros del Consejo para tener luz verde para una intervención militar en Irak. El Gobierno del presidente George Bush se muestra optimista sobre la posibilidad de conseguir ese apoyo y, además, no cree que Rusia y China veten una segunda resolución.

'No creo que haya dudas sobre un veto chino. El resultado más probable es que se abstendrán. No van a obstaculizar. No creo que haya un veto ruso tampoco', dijo ayer un alto cargo estadounidense que pidió no ser identificado. Agregó, incluso, que Moscú podría votar a favor de una nueva resolución.

Mientras tanto, el principal aliado de Bush, el primer ministro británico Tony Blair, sufrió ayer un grave revés. Un total de 199 de los 659 miembros del Parlamento británico votaron en contra de su política en el conflicto con Irak. Pero, más importante aún, 100 de los 199 refractarios a la alianza incondicional con EE UU son miembros del gobernante Partido Laborista, quienes se han rebelado contra su líder. Una parte de los conservadores ha acompañado a los disidentes laboristas y ahondan la crisis de Blair.

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