Marruecos, amenaza para el sector hortofrutícola
El Gobierno español considera inevitable tales concesiones y alude a la modernización del sector para hacerles frente. Bruselas estableció en 1995 (Declaración de Barcelona) una serie de concesiones comerciales a los países mediterráneos con el objetivo de desarrollar la zona y paliar los movimientos migratorios mediante el desarrollo de su agricultura, que culminarían en un acuerdo de libre comercio entre ambas áreas en 2010. Marruecos, concretamente, podría introducir en los mercados comunitarios frutas, hortalizas y flor cortada en condiciones preferenciales sólo en los primeros meses del año, cuando la hortofruticultura europea estaba más inactiva.
En tanto que la producción hortofrutícola centroeuropea no suele comenzar hasta abril (Holanda, Bélgica, Francia) y dado que las producciones industriales que debería adquirir el país magrebí son excedentarias en estos países, el acuerdo satisfizo a todos. Sin embargo, las producciones del sur de España se vieron seriamente perjudicadas, Marruecos coloca con condiciones ventajosas los mismos productos, en los mismos mercados y fechas.
Fuentes del sector apuntan (y coinciden con Miguel Arias Cañete en que las exportaciones españolas de frutas y hortalizas no han caído ni en valor ni en volumen tras los acuerdos de asociación) a que el trasfondo de todo el asunto radica en el pánico que el sector español de frutas y hortalizas comienza a tener de sus colegas marroquíes. Es el gigante dormido, dicen de Marruecos, país que gracias al capital, preferentemente francés (también español), ha potenciado sus producciones, sobre todo de cítricos, tomate, fresa, patata y flor cortada, hasta límites en que comienzan a tirar del resto de la agricultura. 'El crecimiento puede ser tremendo, hasta el punto de que el mercado francés ya es prácticamente suyo, cuando antes era nuestro', comenta un líder agrario.
Por todo ello, 'aunque las negociaciones se han retrasado, las actuales concesiones son ya de por sí lesivas para un sector que no soportaría nuevas concesiones a una agricultura, como la marroquí, que trabaja con costes ridículos porque no respeta condicionantes medioambientales, fitosanitarios o laborales y que se beneficia, además, de un laxo control en fronteras', afirma el responsable hortofrutícola de la COAG, Eduardo López.
La comercializadora hortofrutícola almeriense, Coexphal, ya denunció en su día los continuos excesos de los contingentes exportadores asignados en Marruecos debido a los nulos controles fronterizos. Sólo en la campaña 2000 se superaron en 30.000 toneladas, y con total permisividad por parte de Bruselas. Los productores también denuncian que estos excesos están alentados por los propios asentadores franceses que distribuyen por toda Europa, con el consiguiente beneficio, el 60% de la producción hortofrutícola marroquí. Francia, impulsora de los acuerdos de asociación con el área mediterránea, es una de las principales beneficiadas por los pactos firmados en 1995. No sólo por la venta de productos continentales, sino porque el capital galo controla la mayoría de las productoras hortofrutícolas que operan en Marruecos.
De hecho, Perpignan es el puerto de entrada de las frutas y verduras del Magreb, que se producen, según ha investigado la COAG, con los mínimos costes: los jornaleros, trabajan sin Seguridad Social y sólo por cuatro euros diarios de salario.
Manifestación el 21 de febrero en Madrid
Todo el sector hortofrutícola sin excepción (Asaja, COAG, cooperativas, UPA y la Federación de Exportadores) ha decidido manifestarse en Madrid el próximo 21 de febrero, realizar un paro en las provincias afectadas y elaborar un documento donde se recoja el impacto que supondrá para nuestra agricultura las concesiones a Marruecos: 'Se trata de evitar el desmantelamiento del rico tejido productivo y social que genera la hortofruticultura española'. Porque, además, según el sector, Marruecos negocia también otro acuerdo con EE UU, en el que ofrece a este país su mercado de productos continentales a cambio de que le ayude a mejorar su sector emergente, el hortofrutícola. Tan emergente que puede tornarse imparable. Otra explicación no tiene el hecho de que el propio ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, o el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Ramón de Miguel, hayan asegurado que las 'concesiones son inevitables'.