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Tragedia espacial

La catástrofe del 'Columbia' plantea nuevas dudas sobre el futuro de la NASA

Las primeras investigaciones sobre el origen de la catástrofe se centran en el daño que pudo sufrir el revestimiento de material ignífugo del ala izquierda. Durante el lanzamiento se detectó que algo golpeaba este revestimiento pero los expertos descartaron algún peligro para la misión.

æpermil;sta será una de las evidencias que estudien las comisiones de investigación formadas por la NASA, que ya ha desestimado parcialmente la posibilidad de un ataque terrorista, algo que se analiza en cada accidente.

Los equipos de rescate seguían ayer recogiendo restos de la explosión ocurrida sobre el cielo de Tejas, entre ellos los primeros humanos y una parte en buen estado de la pila de combustible que puede aportar valiosos datos a los investigadores. Mientras éstos hacen su trabajo la NASA ha cancelado los vuelos tripulados que tenía previstos, cinco hasta finales del año próximo.

Cuando en 1986 explotó el transbordador Challenger, no se reanudaron los vuelos hasta dos años y ocho meses más tarde. El futuro de los planes de viajes tripulados está ahora en cuestión y algunos legisladores han aireado su preocupación porque los recortes presupuestarios en la agencia hayan afectado los programas de investigación y la seguridad.

Kay Bailey Hutchison, senadora republicana de Tejas, miembro del comité de vigilancia de la NASA, ha adelantado que habrá una investigación en el Congreso y expresó su preocupación por la gestión de la agencia donde hay carencia de personal y reducciones de presupuesto. La oficina de la intervención del Congreso hizo notar a primeros de año que la NASA 'continua teniendo problemas que amenazan la capacidad para desarrollar sus programas más importantes'. Bill Nelson, senador demócrata y ex astronauta, aseguraba que la situación crítica de la agencia ha retrasado la puesta en marcha de medidas de seguridad.

El presidente George Bush presenta hoy los presupuestos, en los que se calcula un fuerte déficit -de 307.000 millones de dólares para este año y de 304.000 millones para 2004, sin tener en cuenta el coste de la guerra- y se prevé un compromiso renovado con programas específicos relacionados con la salud. De acuerdo con la información que la NASA hace pública en su página web, el presupuesto para los viajes tripulados ha ido rebajándose con los años mientras que desde la agencia se han repetido las peticiones de aumento.

Revés para Boeing y Lockheed

Las empresas que colaboran con los programas espaciales, en especial Boeing cuya relación con la NASA tiene unos 40 años, y Lockheed, han mandado un grupo de investigadores a la agencia para colaborar en la investigación para determinar la causa de la catástrofe. De la continuidad de este programa dependen muchas empresas de alta tecnología un sector fuertemente golpeado por la crisis. Es el caso de Alliant Techsystems una empresa poco diversificada cuya filial, Thiokol, es responsable de los propulsores usados en el lanzamiento del transbordador. United Technologies, Honeywell, Lockheed y Boeing tienen otras fuentes de ingresos. No obstante el revés va a ser importante para esta última porque a pesar del empuje que puedan recibir las actividades militares, su principal actividad, el montaje de aviones comerciales está en crisis por el mal momento de la aviación civil. La semana pasada, el presidente de Boeing, Phil Condit, avisaba que 2003 y 2004 serían años de rebajas de ingresos y beneficios. La pérdida, aunque sea momentánea, de una actividad que le reporta el 4% de sus ingresos como media no es una buena noticia para una empresa que además ha perdido 35.000 puestos de trabajo desde finales de 2001.

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