Cariñena, la noble aragonesa
Su nombre. La variedad cariñena recibe diferentes denominaciones dependiendo de la zona de cultivo: mazuela o mazuelo (Rioja y Navarra), crujillón (Barcelona y Zaragoza), samsó (Barcelona) y carignan o carignane, fuera de nuestras fronteras, en Francia y California.
Origen. Se trata de una variedad de origen aragonés, concretamente originaria de la región de Cariñena (Zaragoza), donde ha desarrollado sus mejores propiedades debido a sus suelos pizarrosos. Actualmente, esta uva ha quedado bastante relegada por la garnacha en tierras aragonesas.
Localización. Se cultiva en las denominaciones aragonesas de Calatayud, Campo de Borja y Cariñena; en la región de Rioja y en las denominaciones catalanas de Penedès, Priorat, Tarragona y Terra Alta. Sus zonas de mayor extensión en España son las provincias catalanas de Tarragona y Girona. Fuera de nuestras fronteras, su principal dominio europeo está en la vecina Francia, donde se cultiva desde el siglo XII, extendiéndose desde los Pirineos orientales y el Aude, para convertirse en la cepa más característica del Midi francés. También se cultiva en California, México, Chile, Argentina, Uruguay, Túnez, Marruecos y, en menor cantidad, en Suráfrica.
La cepa. La cariñena es una variedad muy productiva. Sus altos rendimientos y su brotación tardía, que la mantienen al margen de los daños producidos por las heladas primaverales, han hecho que muchos viticultores opten por su cultivo. Resistente a la sequía, se adapta bien a los terrenos poco fértiles. Su sensibilidad a enfermedades como el mildiu y al oídio ha provocado que se reduzca su cultivo en zonas como Francia o La Rioja. Su porte erguido sostiene hojas grandes pentagonales con bayas de tamaño mediano, esféricas y de coloración azul negra que se agrupan en racimos medianos compactos.
Los vinos. La cariñena proporciona vinos algo cortos de aromas, de intenso color y alta graduación alcohólica. Se caracterizan además por ser escasamente frutosos, poco suaves y por presentar taninos astringentes. En zonas de baja fertilidad, con buenos suelos, viñas adultas y una producción limitada, los vinos elaborados a partir de esta variedad pueden ser potentes y de gran personalidad, pudiéndose dedicar incluso a vinos de crianza. Los vinos más característicos elaborados con cariñena son los tintos del Priorat, que incluyen en el cupaje la garnacha. En La Rioja, la cariñena (denominada mazuelo en esta denominación de origen), está considerada como una de las variedades clásicas, utilizada tradicionalmente en el cupaje de los vinos tintos junto a las variedades tempranillo, graciano o garnacha.