La inflación es el lastre para la reactivación de la economía
La inflación continúa centrando la actualidad económica en Brasil y la última reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central así parece demostrarlo. Esta reunión, la primera bajo el mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, había levantado más expectación de lo habitual, ya que suponía el debut de Henrique Meirelles al frente de la autoridad monetaria.
El resultado de la misma ha sido el de un reconocimiento explícito de que, si bien la inflación comienza a dar muestras de desaceleración, ésta continúa siendo un problema para la economía brasileña.
Así, el Banco Central ha optado por un incremento de 50 puntos básicos en los tipos de interés de referencia (Selic), hasta situarlos en un 25,5%, y por una modificación del objetivo de inflación para 2003 desde el 6,5% inicial hasta el 8,5%, haciéndolo más creíble dentro del actual contexto inflacionista y en línea con lo acordado con el Fondo Monetario Internacional.
El Banco Central ha optado por una nueva subida en los tipos de interés, hasta el 25,5%, como medida para combatir la imparable subida de los precios
Ciertamente, a pesar de que la nueva administración había expresado reiteradamente su compromiso en la lucha contra la inflación, los mercados se mostraban escépticos ante la posibilidad de una nueva subida de tipos, ya que ésta frenaría la recuperación de la economía, comprometiendo el ambicioso programa social con el que Lula ganó la carrera hacia la presidencia del país. Con este movimiento, se ha conseguido dar un golpe de efecto, ya que, si bien 50 puntos no constituyen un cambio sustancial en las condiciones monetarias, sí que pueden generar una caída en las expectativas de inflación y, por lo tanto, favorecer una reducción de la misma en los próximos meses.
El principal riesgo que este hecho introduce es que, en la medida en que más de la mitad de la deuda brasileña se encuentra ligada a la evolución del Selic, cualquier incremento en esta tasa provocará un aumento en el ya de por sí abultado monto de deuda, que en la actualidad asciende a 260.000 millones de dólares, un 56% del PIB. En cualquier caso, en este contexto de elevados tipos de interés, real infravalorado e inflación creciente, el margen de maniobra que le queda al Gobierno de Lula para llevar a cabo sus promesas electorales es cada vez más reducido.
Suspendida la cotización del bolívar
El desmoronamiento del bolívar desde principios de año, por la crisis que atraviesa el sector petrolero, ha obligado al Gobierno venezolano a suspender la cotización del bolívar durante cinco días, como medida previa a la adopción de un nuevo régimen cambiario. Con ello, las autoridades pretenden proteger las reservas internacionales, de cara a asegurar el pago del servicio de la deuda y de las importaciones de primera necesidad, como alimentos y medicinas. Esta decisión vino además acompañada del anuncio de un plan económico de emergencia, entre cuyas medidas se contempla la aprobación de un recorte presupuestario, la continuación de canjes de deuda interna y la ampliación de un impuesto bancario.Desde el inicio de la huelga, el cuadro macroeconómico de Venezuela ha experimentado un continuo deterioro, que ha tenido un claro reflejo en la cotización de su divisa. Desde principios de año, el bolívar ha registrado una caída de casi el 40%, desde los 1.388 bolívares por dólar a los 1.921 actuales. En este contexto, no sorprende que esta situación haya levantado un cierto nerviosismo en los mercados financieros ante las dudas sobre la capacidad de Venezuela a asumir el vencimiento de su deuda, disparando el riesgo-país hasta 1.478 puntos. El enconamiento de la situación política no hace prever una pronta mejora. La decisión del Tribunal Supremo de anular el referéndum del 2 de febrero aleja las posibilidades de entendimiento entre el Gobierno y la oposición, y pospone la recuperación de una economía lastrada por más de 52 días de huelga.