El petróleo, entre Irak y Venezuela
Al tiempo que el miedo al conflicto bélico se agudiza, los precios de los clásicos activos refugio como el oro y la renta fija aumentan. No obstante, el precio del petróleo está descendiendo porque hay más posibilidades de que se resuelva la crisis venezolana y, por tanto, de que el país vuelva a suministrar al mercado los dos millones de barriles diarios que, actualmente, no puede extraer porque nadie lo transporta. Ni dentro del país ni fuera.
El restablecimiento de las plantas petroleras en Venezuela quita tensión en el precio del crudo e, indirectamente, resta obstáculos a un conflicto en el golfo Pérsico. La semana pasada numerosos analistas comentaban que ningún acuerdo de la OPEP podría compensar la carencia de suministros que suponía combinar la guerra contra Irak con la huelga en Venezuela.
Casualmente, la mejora de la situación en el país latinoamericano ha coincidido con el endurecimiento de la postura del Gobierno estadounidense respecto a Irak. La semana que viene, el día 27, los inspectores pedirán más tiempo. Al día siguiente Bush pronunciará el discurso sobre el Estado de la Unión. Son dos días clave.
Los aliados europeos están intentando presionar a Estados Unidos para que dé más tiempo a la ONU. Y la opinión pública de Estados Unidos pierde, poco a poco, el ardor guerrero de meses atrás. Pero los mercados están cotizando que el conflicto bélico es más verosímil hoy que hace una semana.
Las consecuencias de éste para la economía mundial son inciertas. Comentan algunos que una guerra corta resultaría positiva. Porque sería lo más parecido a que no hubiese guerra, es decir, porque se eliminaría una importante incertidumbre. Pero, si no hubiese conflicto, el resultado sería el mismo. ¿Qué ocurriría en la Bolsa si, mañana, se encontrase una salida diplomática?