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'Telecos'

Telefónica coloca entre 70.000 inversores la macroemisión de 2.000 millones

Telefónica tiene desde el pasado 30 de diciembre 2.000 millones de euros más en sus arcas. Ese día fueron desembolsados los importes de la emisión de participaciones preferentes iniciada en noviembre y que, según fuentes cercanas a la operación, ha sido un éxito.

A pesar de las dudas que pesaron sobre la emisión en un momento dado, por las malas circunstancias de los mercados y la rentabilidad que ofrece este instrumento, los bancos coordinadores no han tenido problemas en colocar las participaciones. De hecho, un día antes de que se cerrara el periodo de suscripción, la compañía decidió ampliar el plazo hasta el 24 de diciembre con el objetivo de elevar el importe de la colocación desde los 1.500 millones previstos hasta el límite máximo de 2.000 millones.

La emisión se ha cubierto completamente, según las fuentes citadas, y no ha sido necesario aplicar el proceso previsto en caso de sobresuscripción porque las oficinas a través de las cuales se venden las participaciones preferentes controlaron la demanda de sus clientes y dejaron de ofrecer los títulos cuando se llegó al tope. Según estimaciones de mercado, el importe medio de las peticiones ha sido de unos 30.000 euros, lo que significa que casi 70.000 inversores minoristas han participado en la colocación.

La distribución geográfica de la emisión ha estado bastante repartida, aunque Madrid y Barcelona han copado buena parte de ella por el mayor número de oficinas que tienen en estas ciudades los bancos colocadores. Las participaciones comenzarán a cotizar a mediados de febrero en el mercado AIAF.

Comisiones

El resultado de la emisión significa que el BBVA y La Caixa no tendrán que asumir 1.500 millones de euros en participaciones preferentes. Las entidades financieras se habían comprometido con Telefónica a suscribir esta cantidad si la emisión resultaba un fracaso. El éxito significa, asimismo, un aumento de las comisiones para ambas. Estaba estipulado, según el folleto registrado en la CNMV, que el BBVA y La Caixa cobraran el 7,6% de la emisión entre las distintas comisiones aplicables, una cantidad que aumenta hasta 152 millones de euros por la ampliación de la colocación a 2.000 millones.

Telefónica no tiene un objetivo concreto al que destinar estos fondos. Su meta es refinanciar parte de su deuda e intentar mantener la solvencia financiera. Las participaciones preferentes son un producto híbrido entre la renta fija y la variable. El tipo de interés está ligado al euribor, con un límite mínimo del 4,25% y un máximo del 7%. Pero existe una incertidumbre para los inversores y es la capacidad de Telefónica para pagar el cupón, puesto que el desembolso está condicionado, salvo en 2003, a la obtención de beneficio neto.

Las especiales características de las participaciones preferentes permiten, por tanto, no pagar dividendo cuando no hay beneficios sin ser una emisión de acciones, que afectaría a la cotización por el efecto dilutivo. A la vez, tampoco son consideradas como deuda, por lo que no tienen impacto en el perfil de riesgo. Las participaciones son deuda perpetua, aunque para proteger a los inversores el interés a partir del décimo año se dispara y el diferencial con el euribor asciende al 4%.

Por esta consideración de deuda perpetua, el objetivo de las participaciones preferentes es que sean computadas como capital y, por tanto, como un refuerzo de los recursos propios, lo que ayuda a mantener la calificación de riesgo en un momento en que las agencias de rating vigilan con lupa la fortaleza financiera de las empresas endeudadas y más si son de telecomunicaciones.

La emisión, sin embargo, no ha ayudado por ahora a Telefónica. En pleno proceso de colocación, la agencia Moody's bajó la calificación de la operadora por el riesgo en Latinoamérica.

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