Marcha atrás del automóvil
El mercado español de automóviles se contrajo en 2002, pero no de forma tan acusada como se temía. El año se cerró con 1,33 millones de matriculaciones de turismos, cifra inferior en un 6,6% a la del año anterior y la más baja en términos absolutos desde 1998. Pero el dato es visto con cierto alivio por las marcas fabricantes, puesto que su previsión anterior era de un descenso anual del 8%, y además se confirma una tendencia a la estabilidad. En el último trimestre, las ventas sólo han caído un 0,4%, cuando en el segundo trimestre habían sufrido un desplome del 10,4% y en el tercero, del 6%.
Las empresas de automoción explican que ha sido un año muy complicado por la debilidad de la economía y, en particular, del consumo privado, afectado por el aumento del paro y las incertidumbres sobre el futuro próximo, incluida la posible guerra en Irak. Los pronósticos para 2003 varían entre la estabilidad del mercado y un descenso del 3%, según las distintas asociaciones del sector. En opinión de la patronal Anfac, consolidar una cifra de coches vendidos como la de 2002 sería un objetivo razonable, una vez asumido que los 1,43 millones de 2001 -el último año de la peseta- son una cifra irrepetible en las actuales circunstancias.
Que un dato no sea demasiado malo no significa que sea bueno. Hay señales preocupantes en las cifras conocidas ayer, en especial la continuada caída de las ventas a particulares, nada menos que un 11,4%, paliada en el cómputo general por la creciente demanda de las empresas de alquiler. Por otro lado, el Plan Prever, que incentiva fiscalmente el cambio de los vehículos de mayor antigüedad, ha perdido impulso y sólo benefició 272.781 operaciones de compraventa, un 18,6% menos que el año anterior. Esto significa que se ha detenido la renovación de un parque de vehículos que sigue estando entre los de mayor edad media de Europa occidental. Por otro lado, se ha comprobado que las marcas han dado prioridad al volumen sobre la ganancia. Si el mercado se mantuvo en los últimos meses, fue gracias a una costosa campaña de ofertas y descuentos difícilmente sostenible. En 2001 el margen de beneficio de los fabricantes de automóviles en España fue de sólo un 0,6% de las ventas y, según todos los indicios, esa cifra no habrá sido mucho mejor en 2002. Tampoco para los concesionarios mejoran los márgenes, situados por debajo del 1% el año pasado. Esta exigua rentabilidad arroja sombras sobre el futuro de una industria que, además, afronta un exceso de capacidad instalada en Europa que los expertos cifran entre el 20% y el 30%.
Si las ventas de coches son un indicador fiable de la confianza de los consumidores, como siempre se ha dicho, la recuperación parece más lejana de lo que indican las previsiones oficiales. En todo caso, la industria del automóvil tiene un peso tal en la economía española -un 6,3% del PIB y un 26% de las exportaciones- que merece atención por sí misma. Con 12 grandes fabricantes de vehículos instalados en España, los problemas del sector se convierten en problemas de todos.