Ser consejero delegado pierde atractivo
Ya no es un puesto codiciado. Muchos han sido despedidos y otros, por las presiones, han decidido irse. Según Accenture, para el cargo se exigen nuevos perfiles
El puesto de consejero delegado ya no es tan atractivo. Es un puesto, hoy día, sometido a demasiadas presiones. Los empleados, los accionistas, los proveedores y el mercado. Todos empujan. La presión es tan alta que algunos deciden irse por su propio pie. Es el caso de Schulte-Noelle, consejero delegado de Allianz, que el miércoles presentó su dimisión al frente de la aseguradora. Ese mismo día, el máximo responsable de la británica Vodafone, Chris Gent, anunció su retirada. æpermil;stas son las últimas en una cadena de dimisiones en Europa provocadas por la crisis. También ha sido reemplazado de su puesto al frente de Credit Suisse Lukas Muehlemann y Zurich Financial Services ha quitado de en medio a su máximo ejecutivo, Rolf Hüppi.
Los altos directivos de hoy poco o nada se parecen a los de antes. Ahora no están tan solos en la toma de decisiones, ya que prefieren ser gestores que crean equipo. Y las organizaciones corporativas han dejado de ser personalistas, es decir, ya no se identifican con las personas que las dirigen. Ahora lo que impera es la compañía en sí, el valor de su marca y el equipo humano. Quizás por todo esto, y porque el éxito de una determinada gestión y el logro de los objetivos fijados es lo que importa, ser presidente o consejero delegado de una compañía ya no resulta tan atractivo. Según un estudio elaborado por la consultora Accenture en Estados Unidos, Europa y Asia, el 50% de los encuestados opina que no es atractivo el puesto de consejero delegado o el de presidente de una compañía, aunque un 40% sigue pensando que sí lo es. Los altos ejecutivos son menos intocables y cada vez se les exige más cualidades para ocupar cargos.
El perfil de los altos ejecutivos de hoy es muy diferente al que tradicionalmente hemos visto. En los últimos años ha evolucionado; ha ganado en profesionalidad y en capacidad de adaptación a las circunstancias. El nuevo perfil lo han ido esculpiendo los cambios que han venido sucediéndose en el sistema económico-financiero y en el mercado mundial. Según el informe de la consultora Accenture, un alto directivo tiene que ser visionario y tener claro adónde quiere llevar la compañía en el futuro, tiene que saber innovar para ser más competitivo, tiene que saber gestionar bien los recursos humanos y tiene que ser un ejemplo positivo para su equipo. Tampoco hay que olvidar que los valores profesionales y morales que tengan los presidentes y consejeros delegados también son importantes y son tomados muy en cuenta, sobre todo a raíz de los últimos escándalos que han conmocionado el mundo corporativo internacional, como por ejemplo el caso Enron en Estado Unidos. El estudio de Accenture concluye que lo más importante es tener una marca corporativa fuerte y tener liderazgo y reputación por parte del equipo y de la alta dirección.
Un presidente o consejero delegado de hoy tiene visión de futuro, ha de ser innovador, saber retener al mejor equipo, ser íntegro y ser un ejemplo positivo para todos
'La búsqueda del éxito a largo plazo, tanto para los empleados como para los propietarios de la empresa, parece haberse olvidado', asegura Argüelles
En cuanto a los directivos españoles, la evolución en los últimos años ha sido notable y sustancial. En opinión de Gil Gidron, socio de Accenture, 'el ejecutivo español está muy valorado y está en línea con los de otros países. Esto se ha demostrado con la expansión de las empresas a nivel internacional'. Según la muestra realizada entre 250 directivos de todo el mundo, los temas críticos para presidentes y consejeros delegados hoy en día son: 1. Conseguir un buen y fuerte gobierno corporativo. 2. Impulsar la innovación de la sociedad teniendo ideas y aplicándolas. 3. Lograr retener a los mejores para contar con un buen equipo. Tiene que contar con una buena formación y calidad profesional. Deberá afrontar el reto de su propia sucesión y ser mentor de los directivos del futuro. 4. Conseguir la lealtad de los inversores, que en tiempos difíciles como los de ahora no es una tarea fácil. Se trata de vender a los accionistas el equipo y la gestión. Conseguir, en definitiva, su confianza en el proyecto de la compañía. Pero, según la muestra de la consultora Accenture, lo que más preocupa a los altos directivos es la reducción de costes y ser competitivos.
Los equipos demandan de sus jefes ciertos valores, como la integridad, una fuerte ética profesional y flexibilidad para adaptarse a las nuevas circunstancias que vayan apareciendo en el entorno nacional e internacional. En cualquier caso, desde hace un tiempo se está imponiendo una cultura de gestión de autonomía en los distintos departamentos de las compañías. Es decir, en la escala de mandos existe una lógica jerárquica, pero ésta permite actuar a los distintos gestores de forma autónoma en la toma de decisiones. Para que esto suceda debe establecerse una fuerte relación de confianza entre el equipo. Además, deben pensar más en la empresa que en el éxito personal. En esto coincide el director general de Boeing España, Pedro Argüelles, quien asegura que antes 'la gran satisfacción del máximo ejecutivo era el éxito de la empresa'. Pero todo esto parece haber cambiado: 'la búsqueda del éxito a largo plazo para los empleados y propietarios de la empresa parece haberse olvidado. Se toman decisiones rápidas, audaces, pero no se busca la estabilidad y crecimiento de la empresa para beneficio de accionista y los trabajadores'.
Enriquecimiento personal
Según Argüelles, los nuevos altos ejecutivos tienen que ser personas con mayor vocación profesional, han de saber trabajar por una causa común, que es lo que forma una empresa, y no por la personal, como puede ser su enriquecimiento personal. 'Pero esto no va a cambiar y dar giro de 180 grados de forma inmediata'.
Ramón Adell, vicepresidente de Confederación Española Directivos y Ejecutivos (CEDE), opina que además de que los consejeros delegados sean representativos de las compañías que dirigen, cada vez más están obligados 'a tomar decisiones, gestionar, motivar e impulsar a los equipos. En definitiva, mover la compañía'. Además, asegura que la experiencia en estos últimos años nos está 'demostrando que se puede crecer, cambiar y ser creativo en los proyectos empresariales'. En cuanto a que los cargos de alta dirección han perdido atractivo, según el estudio de Accenture, Adell considera que 'para aquellos que crean que el final o colofón a su carrera como directivo es alcanzar el cargo de consejero delegado o presidente de una empresa, el perfil de hoy en día es más atractivo que el tradicional'.
Para Javier Mata, director general de Lucent Technologies España, 'nos encontramos en el otro lado de la oscilación del péndulo, en el que al primer ejecutivo se le exige un plus de integridad que va más allá de lo que se exigiría a cualquier persona'. Y agrega que 'un buen gestor no puede dejar de comportarse bajo un sólido código ético y convertirse en un modelo de comportamiento para muchas personas algunas personas pueden considerarlo una responsabilidad mayor adicional a la que supone ya el puesto en sí'.
Ramón Adell: "Hoy, o te mueves o te mueven"
El perfil del consejero delegado de hoy ha cambiado, según Ramón Adell, vicepresidente de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), porque las empresas evolucionan hacia estructuras más planas y, por lo tanto, la concentración de poder en un sólo cargo va a dejar de existir. Por otro lado, añade, 'lo que está pasando es que se está reflejando en la alta dirección la evolución de la economía y de las propias empresas, que están pasando de la cultura de la estabilidad a una cultura de adaptación permanente'. Esos 'escenarios de empresas grandes, monstruos que no evolucionan y en las que los cargos de los altos directivos casi eran vitalicios, ya han quedado atrás', apunta Adell.Asegura el vicepresidente de CEDE que en un mercado global en el que 'te mueves o te mueven', los consejeros delegados tienen que estar atentos a cómo y de qué manera cambia el mercado y averiguar si tiene que emprender una fusión o cambiar el producto, etc. En el caso de que no esté atento, afirma, los accionistas le pueden llamar la atención.
Pedro Argüelles: 'Son carreras cortas y con riesgo'
En opinión del director general de Boeing España, Pedro Argüelles, la sensación, a la vista del estudio elaborado por Accenture, es que un puesto de responsabilidad conlleva una serie de riesgos para los ejecutivos con un bagaje ético y con moral deficientes. 'Hoy se piensa en que esa vida no es tan bonita como nos la han pintado. Se puede acabar desacreditado y cuando no, con sus huesos en la cárcel'. Según este ejecutivo, se trata de carreras cortas y con un riesgo alto. 'Eso ha hecho que la gente reflexione y prefieran otros caminos'.Y Argüelles añade que el jefe estelar se ha pasado de moda y ahora se va volver a poner en valor el ejecutivo que tenga vocación profesional a largo plazo y que tenga como metas en la vida no su gran éxito personal sino la labor realizada en beneficio de un proyecto empresarial. Y recuerda que la década de 1960 había 'grandes figuras de la gestión empresarial que habían dedicado su vida a esa industria y habían ido dominando y aprendido los valores de esa industria'.
Gil Gidron: 'Si no hay un buen equipo, no hay nada'
Para Gil Gidron ha habido una clara transformación en el perfil de los altos ejecutivos. Los cambios en el mercado han exigido nuevas cualidades a los directivos. Así, considera que 'hacen falta gestores con una visión clara de futuro y que creen un buen equipo de gestión'. Para Gidron lo más importante es el equipo. 'Si no tienen un buen equipo de gestión no tienen nada'. Tener capacidad de innovar es tener capacidad de adaptarse a las nuevas tendencias y circunstancias del mercado. Es, según este socio de Accenture, 'saber reaccionar a tiempo sacando nuevos productos u ofreciendo nuevos servicios' y así ser más competitivos. Los principios básicos de una buena gestión son, según Gildron, 'saber a dónde quieres llevar tu compañía y tener un buen equipo para conseguirlo. En España lo que se debe hacer es volver a estos principios básicos'. Sin duda la actitud y el comportamiento de los altos directivos han sufrido un cambio muy importante a raíz de los últimos escándalos. æpermil;stos, a juicio de Gildron 'han marcado una tendencia a mejorar el buen gobierno de las empresas'.