_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Avisos sobre la banca

Víctor Gonzalo destaca el intensísimo ritmo de crecimiento del crédito otorgado por las entidades españolas al sector privado en los últimos años. El autor analiza los riesgos que le pueden sobrevenir a la actividad bancaria

El pasado 11 de diciembre, la agencia Standard and Poor's publicó su informe anual sobre tensiones en el sistema bancario (Global Financial System Stress). En él repasa su situación por países, proporcionando un inventario de los puntos débiles en los distintos sistemas bancarios nacionales. Todo ello se resume en medidas tales como el porcentaje de activos potencialmente problemáticos (APP) para la banca (créditos morosos o impagados, activos reestructurados, garantías de préstamos ejecutadas...). Dichas medidas tienen, en el informe mencionado, un carácter anticipado, pues no miden el volumen presente de activos problemáticos, sino su potencial en escenarios extremos.

Para nuestro sistema bancario, lo más destacable del informe es su inclusión entre los que se mencionan con un aumento significativo del volumen de APP. Aparte del español, algunos de los sistemas bancarios con especial crecimiento de los APP son los de EE UU, Reino Unido, Holanda e Irlanda.

La experiencia, y especialmente la más reciente, ha demostrado el potencial de pérdidas que sobre un sistema financiero puede suponer una rápida caída de los precios de los activos financieros e inmobiliarios. Por ello, para tener el diagnóstico cuantitativo sobre la situación bancaria a escala nacional el informe tiene en cuenta: el crecimiento del crédito al sector privado, el apalancamiento del sector privado, la inflación de precios de activos y el debilitamiento de la posición externa de la banca.

La situación de falta de ahorro y apalancamiento de las familias españolas se percibe con claridad en el aumento del déficit corriente

Sorprendentemente, a la luz de las noticias recientes sobre su situación financiera, en términos de APP, la banca alemana no tiene perspectivas peores que la española o la norteamericana. El informe aclara, no obstante, que su situación actual sí se ha debilitado notablemente respecto a la situación de países comparables. Una tasa excesiva de crecimiento del crédito o del precio de los activos inmobiliarios es un riesgo potencial para la solvencia bancaria, pero un periodo prolongado de estancamiento, como sucede en el caso alemán, es un peligro inminente, que se traduce en un aumento de las tasas de morosidad.

Si a eso se añade la fragmentación del sector financiero alemán, el aumento de la competencia, y un grado de eficiencia relativamente reducido en dicho sistema, se explican los problemas que atraviesa en la actualidad.

Antes de describir la situación del sistema español merece la pena evaluar la sensatez de los indicadores que se emplean en el diagnóstico de los problemas potenciales. El crecimiento del crédito otorgado por un banco eleva el riesgo y, de no elevarse los recursos propios en un porcentaje similar, deteriora la solvencia de la entidad. Además, si los destinatarios de los créditos también están perdiendo solvencia no sólo hay un problema de aumento del nominal expuesto, sino del potencial de pérdidas por impago por cada euro del stock de créditos.

El apalancamiento del sector privado, en la medida que reduce la solvencia de los prestatarios y, por consiguiente, la del prestamista, es una amenaza sobre la solvencia de las entidades de crédito. Otra amenaza es la evolución desfavorable de los precios de las garantías en las operaciones de crédito: si el valor de una vivienda hipotecada cae por debajo del volumen del crédito sin amortizar, el prestatario dejará con alta probabilidad la vivienda, y las pérdidas, en el banco. Por último, todo ello puede ser agravado por problemas en el acceso a la financiación por parte del propio banco.

No hace falta recordar el intensísimo ritmo de crecimiento del crédito otorgado por las entidades españolas al sector privado en los últimos años. Su volumen ha crecido por encima del 10% en los últimos 10 años (se dobla aproximadamente cada siete años), pero, desde algo antes de la incorporación de la peseta al euro, crece en el entorno del 20% anual (se dobla aproximadamente cada 3,5 años), concentrándose en el crédito hipotecario.

Este crecimiento del activo, y de los riesgos de la inversión crediticia de las entidades, no puede ser seguido por una expansión tan clara de los recursos propios de las entidades, por lo que la solvencia se deteriora. El interés político, y el de las cajas de ahorros, en el aumento de los recursos propios a través de las cuotas participativas, es una prueba de la preocupación por la búsqueda de nuevos recursos para hacer frente al crecimiento.

Al menos desde la reforma fiscal de 1999, la tasa de ahorro de las familias, y la del conjunto de la economía, viene reduciéndose, a la vez que aumenta el porcentaje de la renta de las familias y de los ingresos de las empresas, que en España se tienen que dedicar a cumplir con los costes financieros. El sector privado, especialmente las familias, se ha venido apalancando progresivamente. La situación de falta de ahorro y apalancamiento se percibe claramente en el creciente déficit corriente (superior al 2% desde 1999, año de la reforma del IRPF). Un diferencial desfavorable en inflación respecto a la UEM es, además, un agravante sobre la situación de déficit corriente, pues significa que el déficit no tenderá a corregirse. Aun así, el sector bancario ha canalizado la financiación de este déficit corriente sin dificultad en el mercado de activos en euros.

Otra causa del aumento de los APP es el sustancial incremento de los precios de activos inmobiliarios. Esto supone un riesgo elevado sobre el valor de los colaterales de gran parte de la cartera crediticia del sistema. Hay que añadir el hecho de que una buena parte del dinamismo de la economía española viene de la actividad constructora, y que una caída del valor de los activos no afectaría sólo a su valor, sino también al ritmo de crecimiento económico. Finalmente, la reducción de los tipos de interés ha debilitado el margen financiero de las entidades, y resulta difícil su recuperación en un sistema cada vez más competitivo y de bajos tipos de interés

En cualquier caso, el aviso del informe de Standard and Poor's debe interpretarse como una previsión de riesgos, no como una manifestación de los mismos. También se menciona en el informe que la situación sólo se agravaría en un entorno de alza significativa de tipos de interés y caída profunda del nivel de actividad, y que las tasas de morosidad bancaria están en mínimos históricos. Por otra parte, el Banco de España ha instrumentado una provisión por el crecimiento de los préstamos ante fases favorables del ciclo económico, de manera que las pérdidas potenciales por impago están muy cubiertas, al tiempo que ha venido exigiendo mejores técnicas de control del riesgo de crédito a las entidades españolas.

Archivado En

_
_