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Crisis

Crece la demanda de bonos en Japón pese a su nula rentabilidad

La crisis que golpea al sector bancario en Japón ha aumentado los temores de que el Gobierno del país elimine las garantías que ofrecen los depósitos. La preocupación por la salud de los bancos se ha visto reflejada en un aumento de la demanda de renta fija a pesar de que estas herramientas de inversión ofrece rentabilidades prácticamente inexistentes.

El Nikkei cede el 23,5% en el año y va camino de encadenar el tercer año consecutivo de retrocesos. La inestabilidad de la renta variable y las escasas oportunidades de inversión que ofrece el mercado inmobiliario después de 10 años de precios a la baja han aumentado el interés por la renta fija. 'Si uno no quiere perder su inversión original, entonces los pagarés y los bonos son la única opción para invertir', dice Toshifumi Umezawa, gestor de BNP Paribas Asset Management.

El 18 de septiembre los inversores demandaron un récord de 2.078 billones de yenes (16,75 billones de euros), unas cuatro veces el tamaño de la economía de Japón, por 2,5 billones de yenes (20.150 millones de euros) de pagarés a tres meses con una rentabilidad media anual del 0,0011%. Lo que significa que una inversión de 100 millones de yenes (806.000 euros) en los pagarés ofrecería unas ganancias de 300 yenes (2,4 euros) al vencimiento, aproximadamente lo que cuesta un café en Tokio.

La demanda de pagarés, con todo, superó unas 230 veces de media la oferta de títulos vendidos desde febrero.

'Ganan poco pero no es cero', dijo Yasunari Ueno, economista jefe de Mizuho Securities, uno de los cinco postores más importantes en las subastas realizadas en los seis meses transcurridos entre abril y septiembre. Los bancos también pueden usar los pagarés como 'garantía para recaudar fondos', añadió.

El Gobierno japonés limitó las garantías de los depósitos a plazo fijo el 1 de abril a 10 millones de yenes (80.600 euros) por ahorrador y el mes pasado anunció que postergaría la introducción de un límite a otros tipos de cuentas, dos años después de la fecha programada, el 1 de abril de 2003.

Esta medida, sin embargo, no detuvo la salida de dinero de los bancos regionales. Los depósitos en los bancos más grandes del país aumentaron un 3,2% hasta octubre y cayeron un 2% en los bancos más pequeños, según cifras del banco central.

Estos movimientos dieron así más efectivo a los grandes bancos para gastar en pagarés. La demanda por estos títulos podría mantenerse alta hasta que otras inversiones se vuelvan más atractivas.

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