Vall Companys pone fin al sueño americano
En julio de 2001, Josep Vall Palou consiguió controlar el 100% del imperio leridano que su padre, José María Vall Companys, y su tío, Antonio Vall Companys, le habían dejado en herencia a él y a sus primos, Ramon y Josep Vall Pla. Hasta entonces, la gestión de la compañía se caracterizó por la falta de entendimiento entre las dos ramas familiares, propietarias al 50% del grupo. Las desavenencias habían dificultado en los últimos años una gestión unitaria con serias diferencias de criterio sobre cómo orientar el futuro.
Según fuentes del sector, la compra en septiembre de 2000 del 100% del matadero catalán Patel, con la intención de entrar en el sector de los elaborados cárnicos, fue el único proyecto que el grupo consiguió sacar adelante pese a los problemas familiares. Otras iniciativas, como la construcción en Aragón del mayor complejo cárnico de España, con una inversión 110,2 millones de euros, corrieron peor suerte y quedaron paralizadas.
Antes de julio de 2001, la rama Vall Palou sólo controlaba las empresas Harinera La Meta y Harinas y Piensos. Por su parte, la familia Vall Pla gestionaba Vall Companys, matriz del grupo, la filial estadounidense Vall Inc, el laboratorio farmacéutico Mevet, el centro de inseminación Agrocesa, las fabricantes de pienso Agroturia y Piensos Montseny, la división de aves Pondex, el matadero avícola Cardona Hermanos y el matadero porcino Patel.
Pese a que parecía lógico que fuera la rama Vall Pla la que se hiciera con el control total del grupo, fue Josep Vall Palou quien, tras más de dos años de negociaciones, acabó comprando el 50% de las acciones de sus primos Ramon y Josep Vall Pla por 138 millones (108 pagados al contado y 30 a través de créditos).
Actualmente, Josep Vall Palou dirige un imperio agroalimentario que es el principal productor porcino de Europa. Pero las necesidades financieras derivadas de la compra de acciones a sus primos ha obligado a reestructurar el grupo.
Cambio de estrategia
Josep Vall ha decidido cambiar la estrategia, abandonar su presencia en Estados Unidos y vender su filial estadounidense Vall Inc por poco más de 60 millones de euros. El grupo apuesta ahora por crecer en España y Europa. El nuevo propietario pone fin así a un proyecto que sus primos anunciaron nueve años atrás con mucha ilusión. En términos estrictamente económicos, la venta de Vall Inc es vista como una manera de recuperar buena parte de la inversión realizada y amortizar los créditos suscritos en el verano de 2001 con el objetivo de pagar la compra del 50% del grupo.
La aventura americana de Vall Companys comenzó en 1993 de la mano de su director general Peter Douma con la creación de Vall Incorporated (Vall Inc.), en el Estado de Oklahoma. La inversión realizada hasta 1998 sumó 90,1 millones de euros, según datos facilitados entonces por la propia empresa. La filial americana contaba con un censo de 20.000 cerdas madre, una producción de 350.000 cabezas de porcino, 300.000 toneladas de pienso y una facturación de 40 millones. Pese a ser rentable desde 1999, Josep Vall ha optado por vender la sociedad a la multinacional cárnica americana Smithfield Foods por 60,7 millones, una cifra sensiblemente inferior a la inversión realizada.
La intención de la nueva dirección es concentrarse en Europa. En este sentido, Josep Vall ha adquirido el 20% de la empresa de elaborados Frimancha, con sede en Valdepeñas (Ciudad Real), por 3,9 millones de euros.
El grupo Vall Companys alcanzó en 2001 una cifra de negocio de 471,64 millones frente a los 380 millones de 2000, según datos del Registro Mercantil. Los beneficios netos se situaron en 37,89 millones, cinco más que en el ejercicio anterior.