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Una fundación busca el tesoro de los galeones

Cristóbal Colón emprendió su cuarto viaje el 11 de mayo de 1502 con cuatro carabelas (La Capitana, La Gallega, La Vizcaína y Santiago de Palos). Partió con 150 hombres desde Cádiz hasta La Española (actualmente Haití y la República Dominicana), para posteriormente bordear América Central y alcanzar la bahía de Portobelo (Panamá), en noviembre de ese mismo año. En el último tramo del viaje, La Vizcaína no aguantó las tormentas y naufragó en aguas panameñas.

Al igual que la embarcación de Colón, otras muchas descansan en esa zona que une las dos mitades del continente americano. La Fundación Icasur, constituida en 2001 por la empresa de ingeniería del mismo nombre que trabaja desde hace más de una década en la zona, ha realizado un arduo trabajo de investigación en el Archivo de Indias, la Casa de Medina-Sidonia o el Museo Naval y ha llegado a la conclusión de que hay otros 84 buques en la misma zona, de los cuales estiman que más de la mitad son españoles.

Por este motivo presenta mañana en la Casa de América, bajo la presidencia del infante Carlos de Borbón, el programa para la recuperación de bienes hundidos en los navíos españoles desde el siglo XV en las costas de Panamá. El objetivo principal del acto será dar a conocer las líneas maestras del proyecto y conseguir captar la atención de patrocinadores que sufraguen los costes derivados del mismo, cifrados en 45 millones. El director general de la fundación, Luis Fuertes, asegura que será necesario 'un presupuesto de dos o tres millones de euros anuales para realizar los trabajos de prospección en las zonas protegidas. Queremos que se impliquen el mayor número de instituciones no sólo en el proyecto científico, sino también en el cultural, en la reconstrucción y difusión de la historia naval española'.

Icasur tendrá la concesión en exclusiva para explorar las aguas hasta el año 2017

El acuerdo firmado entre la Fundación Icasur y el Instituto de Cultura de Panamá otorga a la primera la concesión en exclusiva por 15 años para la explotación y recuperación de todos los bienes hundidos en las aguas territoriales, tanto interiores como exteriores. Algunas de las naves, como el galeón San José, que naufragó en 1631, llevaba material valorado en más de 50 millones de dólares.

Por su parte, la fundación se compromete a crear un laboratorio de conservación de todo el material arqueológico, que estará situado en la capital panameña. Los fondos se repartirán entre los dos organismos, que realizarán exposiciones fijas e itinerantes en ambos países. Así, el Ministerio de Cultura español sufragará los gastos de una exposición temporal en España, otra en Panamá y la publicación de un catálogo.

El próximo mes de diciembre desembarcará el primer grupo de trabajo procedente de España, compuesto por 20 profesionales entre arqueólogos, médicos, submarinistas o patrones de yate. A éste se le unirá otro grupo panameño, con el que hará las primeras prospecciones sobre la carta arqueológica submarina creada para el proyecto, a la que no se le quiere dar demasiada publicidad para evitar los saqueos, muy comunes en la zona.

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