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Bolsa

La fiebre de las opas parciales

Las ofertas públicas sobre Uralita, La Seda, Funespaña y Ence se adelantan a la reforma que puede obligar a lanzar las opas por el 100% del capital

No hay tiempo que perder. El Congreso ha pedido al Gobierno que cambie la normativa sobre ofertas públicas de adquisición. Es una reforma muy sencilla de acometer desde el punto de vista procedimental, pues no se necesita una ley, sino que basta con un reglamento. Las reglas del juego pueden cambiar cualquier día, así que, antes de que eso ocurra, algunos inversores se han lanzado a aprovechar la normativa actual adelantándose a la reforma. En menos de dos meses se han presentado cuatro opas con el denominador común de dirigirse sólo a una parte del capital. Una de ellas ya ha sido autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y las otras tres esperan su turno.

Dos de las ofertas, las presentadas sobre el 35% de Uralita y sobre el 25% de La Seda de Barcelona, pueden acabar traduciéndose en un cambio de control, dado que en tales sociedades no hay un núcleo accionarial de control suficientemente sólido. En Funespaña y Ence son precisamente quienes tienen el control los que deciden dar un paso más y comprar un 10% adicional como muestra, aducen, de confianza en las compañías que dirigen.

Lo decisivo en los casos de ofertas parciales es el prorrateo, que marca en qué medida los accionistas que acepten la oferta pueden vender sus acciones. La normativa establece que, para la liquidación de la operación, se comienza el prorrateo adjudicando a cada aceptación, esto es, a cada accionista que vaya a la opa, un número igual de títulos, que será el que resulte de dividir el 25% del total de la oferta entre el número de aceptaciones. Así, 'las aceptaciones que se hubiesen realizado por un número de valores inferior al que resulte de ese cálculo se atenderán íntegramente', según la norma en vigor. La cantidad no adjudicada en ese reparto lineal se distribuirá de forma proporcional al número de valores comprendidos en cada aceptación.

El presidente de Funespaña vendió en la salida a Bolsa 591.000 acciones por 7,7 millones y ahora quiere comprar 1.050.000 títulos pagando sólo 4,7 millones

En el caso de Uralita, la contraprestación ofrecida es de siete euros. La oferta, ya autorizada, se extiende sobre 21.856.371 acciones, de modo que hay 5.464.092 para la distribución lineal del prorrateo. Dividiendo esa última cifra por el total de aceptaciones, se obtiene el listón por debajo del cual los inversores pueden vender todas sus acciones en la opa. El listón estará más bajo cuanto mayor sea el número de aceptaciones y viceversa.

Con ese reparto lineal, la norma prima a los pequeños inversores frente a los grandes. En una oferta sobre el 100%, los grandes inversores mueven el precio de la acción hasta dejarlo muy cerca del de la oferta. En una opa parcial no les interesa hacerlo, porque no van a poder vender todas sus acciones. Eso deja un margen de maniobra para los pequeños inversores, que pueden aprovechar, para una cuantía limitada de acciones, la diferencia entre el precio de mercado y el de la opa. El problema reside en que cuanta más gente trata de aprovechar ese margen, menos margen va quedando.

En Uralita ha llegado a haber más de un 15% de diferencia entre el precio de mercado y el de la opa, incluso después de anunciada ésta, de modo que la oportunidad sin apenas riesgo para los pequeños inversores ha sido excelente. En La Seda, la contraprestación ofrecida es de 2 euros y las acciones han llegado a cotizar a 1,80 después de presentada la opa, dejando un margen del 11% para ser aprovechado por los pequeños inversores. En los dos casos, el diferencial se ha ido reduciendo y ahora está en el entorno del 5%.

En Funespaña y Ence la situación es algo diferente, pues las ofertas se planteaban con una prima bastante escasa y cuando las cotizaciones estaban en niveles muy bajos. Por eso, el diferencial entre precio de mercado y el de la opa es más estrecho que en los anteriores casos, a pesar de que las ofertas se extienden sobre una proporción menor del capital (el 10%). El presidente de Funespaña ofrece 4,5 euros por unas acciones que se colocaron a más de 13 euros al estrenarse en Bolsa hace menos de cuatro años. æpermil;l mismo estuvo entonces entre los vendedores en la oferta pública de venta (OPV). Entonces vendió 591.000 acciones (un 5,6% del capital) por 7,72 millones de euros. Ahora quiere comprar 1.050.000 títulos (el 10%) por 4,72 millones. Es decir, medio millón de acciones más por tres millones de euros menos.

También son significativas las diferencias de precio entre los 20,5 euros por cada acción de Ence que pagaron Caixa Galicia y el Banco Zaragozano en la privatización de la empresa y los 14,5 euros que ofrecen ahora a los pequeños accionistas. En la privatización, los compradores maniobraron para eludir la necesidad de lanzar una opa que llega ahora a un precio seis euros inferior.

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