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Incremento

El PIB de EE UU crece un 3,1% en el tercer trimestre

Imbuidos en el espíritu de Halloween, algunos analistas calificaban el dato del crecimiento económico como 'de asustar'. El dato en sí mismo no es del todo malo, de hecho es mejor que el del segundo trimestre, cuando el PIB apenas creció un 1,3%. Lo que preocupa es que confirma la realidad de una desaceleración económica en un momento en el que la mayoría de los analistas esperaba una salida, aunque lenta, de la crisis.

La mayor parte del crecimiento entre julio y septiembre se basa en la fuerza del gasto de los consumidores, que supone dos tercios de la economía estadounidense. Esta partida se incrementó a un ritmo anual del 4,2%, frente al 1,8% del periodo anterior, debido en gran parte a la fortaleza de las compras de bienes duraderos, como coches.

En el lado de las sorpresas, las inversiones de las compañías en equipamiento y software crecieron a un ritmo anual del 6,5%, algo que no se veía desde el segundo trimestre de 2000 y muy por encima del aumento del 3,3% del segundo trimestre. El gasto del Gobierno también se mantuvo fuerte y mejoró el 1,8% frente al 1,4% del trimestre anterior. La partida del gasto público que más engordó fue la de defensa, que aumentó un 5,1%.

Además de la desaceleración industrial, en el lado negativo se situó el aumento del déficit comercial, que ha restado 0,14 puntos porcentuales al crecimiento del PIB.

Con todo, lo que realmente preocupa a los economistas es que las bases del crecimiento del tercer trimestre no son sólidas para el cuarto, ya que desde finales de septiembre la confianza del consumidor no está en los niveles en los que se encontraba la primera mitad del año. Por el contrario, las estadísticas que se dan a conocer muestran una caída de la confianza a niveles no vistos en varios años.

El aumento del paro, la dificultad de encontrar un nuevo trabajo, la contención salarial y la incertidumbre sobre el conflicto bélico son variables que empiezan a afectar al gasto familiar y a los planes de crecimiento de las empresas.

Las ventas de automóviles comienzan a ser más bajas a pesar de los descuentos y los bajos tipos de interés. General Motors ha ampliado los incentivos a sus concesionarios para que animen las ventas, que empiezan a flaquear.

Para apuntalar las menores perspectivas de crecimiento, ayer se hizo público también el índice de la Asociación de Compras de Chicago, que quedó en 45,9 puntos en octubre, frente a los 48,1 de septiembre. Ya era malo el dato de septiembre, porque cualquier lectura por debajo de los 50 puntos da idea de una desaceleración de la producción industrial.

Los analistas creen que la economía no ha encontrado de nuevo suelo y lo tendrá que hacer antes de mejorar.

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