Renace el eje París-Berlín
El eje franco-alemán parece renacer con fuerza y estar decidido a evitar que descarrile el proceso de ampliación de la Unión Europea. El presidente Jacques Chirac y el canciller Gerhard Schröder protagonizaron ayer en Bruselas un pulso durísimo, pero finalmente sellaron un pacto sobre la política de financiación de la Unión Europea que permitirá avanzar en las negociaciones para incorporar 10 nuevos socios comunitarios en el año 2004.
Chirac llegó a Bruselas decidido a conseguir que no se modifique la política agrícola común (PAC) hasta 2006, fecha en la que entra en vigor el nuevo periodo presupuestario de la Unión. Y lo consiguió. Con lo cual Francia, que es el mayor perceptor de ayudas agrícolas de los Quince, no verá recortados por ahora esos ingresos. A cambio de no tocar la PAC hasta 2006, Schröder logró que el presidente francés apoye una limitación de los gastos de la Unión Europea a partir de 2007, tanto en el apartado agrícola como en el resto de los capítulos. Alemania, que es el país más interesado en la ampliación, consigue así poner coto al crecimiento futuro de su factura comunitaria.
El acuerdo franco-alemán implica que la Unión alcanzará su techo de gasto agrícola en 2006, fecha a partir de la cual se mantendrá el mismo umbral (ajustado a la inflación hasta 2013), a pesar de que el bloque comunitario estará integrado por 25 miembros en lugar de 15. Schröder y Chirac acordaron también 'limitar los gastos y ahorrar' en fondos estructurales, otro capítulo esencial para España.
Las negociaciones sobre los detalles continúan y prometen ser intensas. Pero todo apunta a que los nuevos miembros de la UE tendrán que conformarse con ayudas muy inferiores a las barajadas inicialmente: unos 6.550 millones de euros en 2004 para los Diez, frente al techo de 10.794 millones barajado en la Cumbre de Berlín. La cifra, que incluye tanto ayudas agrícolas como fondos estructurales, rondará los 10.400 millones de euros en 2006.
El canciller socialdemócrata y el presidente neogaulista han decidido también 'buscar una posición común' de cara a la convención sobre el futuro de la Unión Europea. Con lo cual parecen dispuestos a retomar con firmeza las riendas del proceso de construcción europea y ejercer un liderazgo dual del que carecía la Unión desde que el cristianodemócrata Helmut Kohl fue relevado por Schröder.
La presidencia danesa celebró el acuerdo franco-alemán, pero se apresuró a recordar que cualquier decisión final 'es un asunto de Quince', y no de dos. Sin embargo, a nadie escapa que una alianza firme entre Chirac y Schröder tendrá un peso decisivo en las negociaciones. De ahí que ambos líderes no dudaran en presentar su acuerdo como clave, antes incluso de que Chirac celebrase su reunión con el británico Tony Blair. Otra cuestión es qué papel se le reserva a España en este nuevo marco.