Berlín y París despejan la ampliación al aplazar la reforma agrícola a 2006
Gastaremos la cantidad actual, pero con 25 Estados miembros', remarcó ayer el canciller alemán Gerhard Schröder tras imponer a Francia sus tesis en favor de un límite a la evolución del presupuesto agrícola de la UE. Berlín temía que el gasto se desbordase tras la incorporación de 10 nuevos Estados en 2004, alguno de ellos, como Polonia o Lituania, con un sector primario que ocupa al 18% de la población activa.
El ministro de Exteriores alemán calculaba ya antes del verano que la extensión de la política agrícola común (PAC) actual a 25 miembros supondría 'cada año unos gastos extras de 8.000 millones de euros, de los cuales, una cuarta parte los pagaría Alemania'. Y Fischer sentenciaba que 'Alemania no puede seguir pagando'.
En una reunión bilateral franco-alemana, apenas tres horas antes de que se iniciase la Cumbre de la UE para resolver los aspectos financieros de la ampliación, el presidente de la República francesa, Jacques Chirac, aceptaba finalmente fijar el techo presupuestario en 2006. A partir de ese año, el capítulo agrícola para 25 Estados se situará por encima de los 45.000 millones y cualquier reforma deberá ser a la baja.
El acuerdo incluye también 'la voluntad común de controlar el gasto en todos los terrenos', según explicó Chirac a la salida del hotel Conrad, donde se celebró la reunión. Este compromiso de contención incluye los fondos estructurales, de cuyos 30.000 millones anuales España figura como uno de los principales beneficiados. Chirac, que busca con quién compartir el ajuste presupuestario, también apuntó 'a las compensaciones que reciben algunos países, como el Reino Unido'.
Desde 1984, la UE compensa anualmente a Londres con un cheque variable (de unos 3.000 millones de euros) por su aportación al Presupuesto comunitario vía IVA y aranceles aduaneros.
Francia, sin embargo, no obtuvo garantías sobre la futura negociación de ambos apartados. Los fondos estructurales y el 'cheque' británico volverán a la mesa del Consejo, como ya ocurriera en la Cumbre de Berlín (1999), cuando los Quince cerraron el Presupuesto hasta 2006.
Pero el acuerdo de ayer garantiza que ni Francia ni Alemania esgrimirán sus diferencias para frenar la ampliación. Una señal de tranquilidad para los 10 candidatos que aspiran a ingresar en 2004 y para la presidencia danesa, comprometida a cerrar las negociaciones este año. 'La presidencia da la bienvenida a este acuerdo', reconocía Anders Fogh Rasmussen, primer ministro danés y presidente de turno de la UE.
Dinamarca incrementa así las posibilidades de cerrar hoy con éxito los capítulos presupuestarios pendientes para la ampliación, aunque Rasmussen se declaraba dispuesto a permanecer en Bruselas el tiempo que haga falta. Su próxima cita inaplazable es el lunes día 28, en Copenhague, para explicar precisamente a los primeros ministros de los 13 candidatos los resultados de esta cumbre. La factura final ya no pasará de 40.000 millones de euros entre 2004 y 2006. 'Entre 10 y 15 euros per cápita al año para los actuales miembros', calculó el primer ministro danés.
Rasmussen recordaba, antes de acudir a la cena inaugural de la cumbre en la señorial Biblioteca Solvay, que 'la Unión se compone de 15 Estados (...) y aún no conozco la opinión del resto de mis colegas'. La reacción del resto de socios, ante un acuerdo cerrado bilateralmente en la habitación 412 del lujoso hotel de la avenida Louise de Bruselas, es imprevisible. 'Todavía hay posiciones muy alejadas entre los Estados miembros y puede necesitarse tiempo para resolver los problemas', admitió Rasmussen, que espera presentar esta mañana su borrador de conclusiones de la cumbre.
Londres no tardó en distanciarse de un acuerdo que Chirac se dignó en explicar en privado, en el hotel Meridien, esta vez, al primer ministro británico, Tony Blair. El Reino Unido considera 'intocable' el cheque británico. Al menos, hasta 2006. La situación más delicada parece la del presidente español, José María Aznar, que deberá elegir entre el motor europeísta franco-alemán, aun a costa de sacrificar parte de los fondos estructurales, o alinearse con tesis más euroescépticas como las de su amigo Tony Blair.
'La construcción europea siempre ha sido un esfuerzo coordinado entre Francia y Alemania', justificaba Chirac el encuentro bilateral. 'Era verdad cuando éramos seis socios, lo es con 15 y lo será aún más con 25'. El eje franco-alemán renqueaba desde la agria Cumbre de Niza (diciembre de 2000), cuando los Quince pactaron el reparto de poder en la UE ampliada. Pero el nuevo pacto supera ampliamente el ámbito presupuestario. Los dos líderes anunciaban que coordinarán sus posiciones en la convención sobre el futuro de Europa que, bajo presidencia del francés Valéry Giscard D'Estaing, prepara el borrador de una constitución europea para 2004.
El reciente nombramiento de Fischer, federalista militante, como representante alemán del foro había despertado las alarmas en París, ya que Francia defiende una unión de países soberanos similar a la actual.