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Tribuna
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Experimentos con la economía

La realización de experimentos constituye el centro de la actividad científica en las ciencias naturales como la medicina, la biología, la química y la física. La economía, en cambio, ha sido considerada tradicionalmente una disciplina en la que la experimentación no era posible. Sin embargo, ya hace muchos años que algunos economistas empezaron a utilizar experimentos para analizar diversas cuestiones económicas y actualmente se está produciendo un gran desarrollo de la investigación experimental en campos muy diversos de la economía. Esta evolución ha llevado a un aumento notable de los puntos de contacto entre economistas y psicólogos, que, partiendo de una tradición experimental más antigua, se han dedicado a estudiar el comportamiento humano en entornos económicos.

El premio en memoria de Alfred Nobel concedido por el Banco de Suecia a los profesores Daniel Kahneman y Vernon Smith significa un reconocimiento de que la experimentación en economía puede generar resultados importantes y de que la interacción entre psicólogos y economistas puede ser fructífera.

Un experimento económico es algo muy sencillo. Un grupo de personas recibe unas instrucciones que les sitúan ante una representación esquemática de una situación económica en la que tienen el papel de ciertos agentes como, por ejemplo, empresas, consumidores o trabajadores.

Cada participante puede escoger entre varias opciones y cada una de éstas implica ciertas ganancias monetarias, dependiendo de lo que hagan los demás participantes. Los organizadores observan y registran las decisiones tomadas por los participantes en el experimento y emplean estos datos como fuente de información sobre el problema económico que se pretende estudiar.

Pero ¿qué se puede estudiar y, sobre todo, aprender con esta metodología? Una de las áreas que ha producido resultados más importantes es el estudio experimental del funcionamiento de diferentes tipos de mercado, impulsado especialmente por Smith. En este tipo de experimentos algunos participantes tienen el papel de vendedores y otros el de compradores. Para un vendedor una venta implica un coste y la ganancia que obtiene es el precio al que vende menos su coste. Para un comprador una compra lleva a una ganancia igual al provecho que saca de la compra menos el precio que paga. La clave es que experimentos así permiten cuantificar la eficiencia de diferentes maneras de funcionar de un mercado.

En un mercado los vendedores ofrecen un bien o un servicio cuya producción implica determinados costes y los compradores demandan el bien o el servicio porque obtienen algún tipo de satisfacción. Para que un mercado sea eficiente, la cantidad que se intercambie debe ser producida por los vendedores de costes más bajos y adquirida por los compradores que más provecho le puedan sacar.

Esto es precisamente lo que se puede observar en una experimento. Puede verse si aquellos vendedores que consiguen vender son los que producen a costes bajos o no y si los compradores que consiguen comprar son los eficientes. Y, sobre todo, pueden efectuarse comparaciones de eficiencia de diferentes maneras de organizar un mercado. Este tipo de comparaciones puede ser de gran utilidad para el diseño de nuevos mecanismos de mercado que se vienen introduciendo en diversos ámbitos. Obsérvese que el análisis de eficiencia sería mucho más difícil de llevar a cabo con información de mercados reales, puesto que en ese caso no sabemos qué vendedores y compradores son los eficientes.

Dos buenos ejemplos de la utilidad de las comparaciones de eficiencia son las subastas de licencias del espectro de radio y los mercados de electricidad. Para estos casos un diseño un poco más o un poco menos eficiente puede tener implicaciones importantes, en términos de eficiencia y de recaudación estatal, y la economía experimental permite explorar opciones de forma sistemática y a bajo coste.

La investigación de Kahneman se centra en temas bastante diferentes que la de Smith. Su pregunta central es cómo la gente toma decisiones en caso de incertidumbre. La respuesta estándar de la economía viene dada por lo se llama la teoría de la utilidad esperada. æpermil;sta refleja el hecho fundamental de que a la mayor parte de la gente no le gusta el riesgo, pero en cambio no representa bien otras regularidades del comportamiento ante el riesgo. El hallazgo clave es que la gente valora de forma diferente las pérdidas que las ganancias, en contra de la predicción de la teoría estándar. Kahneman ha contribuido decisivamente a generar evidencia experimental sobre este tipo de decisiones, así como a formular teorías que tengan en cuenta estos resultados.

En términos más generales Kahneman y Smith han contribuido a abrir el análisis económico más a cómo la gente toma efectivamente decisiones departiendo así considerablemente del enfoque económico tradicional de racionalidad perfecta. La investigación en economía tiende cada vez más a tener en cuenta que la racionalidad humana es acotada y que, en otro orden de cosas, las preferencias de la gente son sociales o interdependientes, no puramente individualistas. Con todo, el impulso que ambos han dado a la economía tiene, a mi juicio, carácter reformador y no revolucionario. Se trata de hacer la economía más útil entroncando con los conocimientos acumulados hasta el momento.

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