La globalización y el asesoramiento
Vivimos en una época marcada por la globalización. También en la gestión. Antonio Morales recuerda que en países con más tradición en asesoramiento las que han sobrevivido han sido las grandes empresas
Queramos o no, lo cierto es que vivimos en una época marcada por el fenómeno de la globalización. Esta globalización tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La situación de la economía de Estados Unidos marca el paso del resto de economías mundiales; la situación latinoamericana afecta especialmente a España, es allí hacia donde se han dirigido las principales compañías españolas; un conflicto bélico con Irak puede tener consecuencias en el precio del petróleo, y esto debilitará aún más la economía.
Todo ello afecta de diferente forma a los distintos sectores de actividad económica y, por supuesto, también a los distintos tipos de activos. Bajarán o subirán los tipos de interés, el nivel de endeudamiento de las empresas crecerá o disminuirá, las divisas tendrán que fortalecerse o debilitarse.
Tener la capacidad para analizar todos estos datos, compararlos y utilizarlos en la gestión se hace muy difícil, inalcanzable, para compañías que centran su negocio en el asesoramiento a inversores, institucionales o particulares. Tratar de encontrar el activo más rentable dentro de un universo tan amplio se hace cada vez más complicado. Los estilos de gestión han cambiado, y por ello, las posibilidades han aumentado. Haciendo un breve repaso nos encontramos con la necesidad de elegir el grado de diversificación entre grandes o pequeñas compañías, valor o crecimiento, gestión activa o pasiva, deuda pública o corporativa, etc., etc., etc.
Si a toda esta cantidad de información añadimos la complicación que supone elegir la distribución de activos, geográfica, etc.; qué necesita cada cliente según sea su perfil de riesgo y, además, la complicación de qué vehículo puede adecuarse más a su situación personal, nos encontramos que hay pocas compañías que puedan ofrecer un servicio tan global, y que cuenten con presencia local, que conozcan las necesidades de sus clientes, de su entorno, de su fiscalidad, etc.
Independientemente de que las grandes multinacionales del sector financiero tengan otras muchas divisiones, como Banca de Inversión, Análisis, Banca Privada, Gestión, etc., también tienen recursos que para muchos serían inconcebibles, que pueden poner, y de hecho lo hacen, al servicio de los inversores particulares. Si el componente humano de esos recursos se fundamenta en la mejor formación y gran experiencia, los resultados a medio y largo plazo deberían estar asegurados. Por resultados, además de la rentabilidad, en la que también las diferencias pueden ser importantes y que sin duda es lo que más preocupa al inversor, también la calidad en la relación con el cliente, la aportación de nuevas ideas y de nuevos productos se debe tener en cuenta.
En el resto del mundo encontramos países con una tradición más larga que la nuestra en cuanto al asesoramiento financiero se refiere, y donde, después de los años y de cantidad de proyectos, las que han sobrevivido han sido las grandes empresas. Hace poco hemos podido leer en la prensa económica internacional cómo hasta una de las principales entidades financieras españolas admite sin tapujos la conveniencia de buscar alianzas, o algún tipo de acuerdo con entidades globales, que cuentan con más recursos y experiencia donde a otros les cuesta más trabajo llegar. Creo que muchos de nosotros estaríamos más tranquilos confiando en una entidad que nos pueda aportar experiencia y que además cuente con recursos globales de los que nos podamos aprovechar.