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Caídas

El riesgo de morosidad en la banca se traslada a las Bolsas europeas

El retroceso registrado a última hora del miércoles por la Bolsa de Nueva York deparó una mañana bajista en el mercado español. Wall Street abrió floja, pero la publicación del indicador ISM de gestores de compras en el sector servicios desató una escalada que fue, no obstante, efímera. La Bolsa llegó a subir el 1,15%, pero cerró con pérdida del 1,12% hora y media más tarde.

La banca sufrió moderadas pérdidas, más abultadas en el caso del Santander. Telefónica cedió posiciones y, en general, los valores del Ibex cerraron en números rojos. Poco volumen, volatilidad y cierre a la baja marcaron, pues, una sesión que apenas dio de sí.

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Ojo a la banca

Las miradas están puestas en el sector financiero, que recibe la mayor parte de la presión bajista. La cuestión que se maneja de puertas adentro del mercado no es si hay una crisis bancaria provocada por la caída de los mercados y el aumento de morosidad, sino su magnitud.

Según Goldman Sachs, en los últimos tres años se ha duplicado el endeudamiento de las 154 mayores empresas europeas hasta 1,26 billones de euros. En lo que va de 2002, Moody's ha efectuado 20 rebajas de calificación financiera en Europa por cada mejora. Se ha duplicado la parte de beneficios empresariales dedicada al pago de intereses. Y la deuda supone el 53% de la capitalización de mercado.

Goldman se muestra, así, pesimista sobre la gran banca europea debido al deterioro de la calidad crediticia. Pero no sólo es Goldman. Los inversores tienen bajo la lupa a todo el sector financiero y desde hace varias semanas. En septiembre Standard & Poor's rebajó la calificación de ABN Amro debido al deterioro de la calidad de sus activos. La entidad holandesa ha pasado de provisionar 617 millones en créditos fallidos en 2000 a más de 1.600 en 2002.

Días antes había puesto en revisión a toda la gran banca alemana, esta vez debido al estancamiento económico germano. Anteayer llegó la última mala noticia. Credit Suisse realizó la tercera alerta sobre beneficios de 2002. Citó una pérdida significativa en el negocio de seguros, pero también efectos negativos en otras áreas de negocio.

La caída de las Bolsas también ha obligado a provisionar por la depreciación de las carteras de la banca. Este problema afecta a todos, pero es más grave en seguros.

'Hay un credit crunch', asegura un analista, 'las entidades financieras no prestan dinero a las empresas que lo necesitan, especialmente a las grandes, porque no quieren aumentar su exposición, que ya es alta'.

El problema de la mora viene más de Europa que de EE UU, donde la banca europea ha capeado el temporal, a juicio de Goldman. El banco afirma que las provisiones por impagos suelen llegar más tarde que las rebajas de calificación. Espera, así, que las dotaciones para créditos fallidos seguirán creciendo, y no tocarán techo hasta 2003 o 2004.

Los bancos españoles no son los peor colocados en este entorno. Goldman señala que tanto para BBVA como para Santander los créditos concedidos a grandes empresas 'no serán un asunto significativo', aunque ambos valores tienen 40.000 millones en este tipo de activos.

Los seguros inundan de papel el mercado

 

 

Si las cosas marchan mal en el sector bancario, todavía están más negras en el asegurador. El sector es el segundo peor del Euro Stoxx, con una pérdida acumulada en el año del 55%. Los inversores dudan de la solvencia de las entidades en momentos en que la Bolsa está deprimida, toda vez que el negocio típico asegurador no ha sufrido grandes ralentizaciones en la mayor parte de los casos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La caída de los precios de los activos provocada por dos años y medio de crisis bursátil ha deteriorado los recursos de las compañías. Por ejemplo, ayer se supo que el valor de la cartera de participaciones de la belga-holandesa Fortis está ya por debajo del precio de compra. Esta situación ha obligado a entidades antaño sólidas como Zurich Financial, Legal & General o Royal Sun & Alliance a pedir más de 10.000 millones a los inversores en distintas ampliaciones de capital para no poner en peligro su solvencia. Otras aseguradoras, como Aegon, han tenido que vender acciones propias para obtener liquidez. Estas ampliaciones, como era de esperar, han penalizado aún más la cotización.

 

 

 

 

 

 

 

Este debilitamiento de los balances y las solvencias ha obligado además a varias entidades a aportar capital extraordinario en alguna de sus filiales, bajo la atenta mirada de las agencias de calificación. Winterthur ha recibido ya más de 2.000 millones de euros de su matriz, Credit Suisse. Munich Re se vio obligado a inyectar 1.414 millones en su filial estadounidense, aunque no se ha librado del rating por parte de Moody's.

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