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Deuda
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Endeudamiento público razonable

Carlos Sebastián

Sin conocerse los detalles del proyecto de Presupuestos entregado ayer a las Cortes, sí se puede hacer una reflexión sobre sus líneas generales. Como ya se ha dicho, el marco macroeconómico propuesto por el Gobierno es poco realista, por segundo año consecutivo. Ni las tasas de crecimiento previstas para las principales magnitudes (PIB, empleo) parecen alcanzables, ni parece probable que los precios vayan a seguir la evolución prevista por el proyecto. Con un crecimiento del PIB este año del 1,8%-2,0% y con el deterioro del contexto internacional, un crecimiento del 3,0% en 2003 parece excesivamente optimista. Y con una inflación este año que difícilmente bajará del 3,5% y la previsible evolución de los precios energéticos, una inflación del 2,0% parece inalcanzable. Y esta falta de realismo tiene consecuencias negativas. Por un lado, porque importantes partidas de los gastos presupuestadas y de los ingresos previstos dependen de la evolución de las magnitudes macroeconómicas. Por otro, porque lanza mensajes equivocados a los agentes económicos que introducen ruido en sus decisiones y negociaciones y les lleva a dudar de la credibilidad del Gobierno. Esto puede resultar especialmente importante en las negociaciones salariales, que previsiblemente pasarán por momentos delicados por la quiebra de las expectativas de inflación baja.

Un rasgo muy importante del proyecto de Presupuestos es el déficit cero previsto. El rigor presupuestario es siempre encomiable. Voces autorizadas han señalado, sin embargo, que en este ejercicio se han pasado a la periferia del sector público necesidades de endeudamiento que podrían considerarse déficit. Sería conveniente aclarar esta cuestión para saber de qué estamos hablando. Pero, en cualquier caso, ¿resulta razonable mantener un déficit nulo en la actual coyuntura? ¿Qué nos debe preocupar, mantener un déficit nulo o mantener controlado a niveles razonables el volumen de endeudamiento? Respecto a la primera pregunta habría que decir que, si la economía fuera a crecer el 3% con una creación de empleo cercana al 2%, un Presupuesto equilibrado parecería sensato. Pero, si ese no es el escenario macroeconómico plausible, un déficit nulo podría ser innecesariamente estricto. En este sentido el conjunto del proyecto presupuestario no sería en sí incoherente. Lo sería la política presupuestaria si no se cumplen las previsiones macroeconómicas (como creemos) y se endureciera la política para alcanzar un déficit nulo.

Mi respuesta a la segunda pregunta es que el objetivo debería ser mantener el endeudamiento público a nivel razonable. Este año cerrará con una ratio deuda/ PIB del 55%, por debajo de Alemania, EE UU y el conjunto de la eurozona. En un contexto como el actual, el objetivo de mantener esa ratio es razonable, para seguir reduciéndola cuando la coyuntura mejore. Pues bien, con un tipo de interés real del 2,5% y un crecimiento del PIB también del 2,5%, el objetivo se consigue con un déficit primario nulo, lo que significa un déficit total de aproximadamente el 2,6% del PIB. De estos cálculos se deriva la posibilidad de incluso mejorar la relación deuda/PIB con un déficit total entre el 1% y el 2% del PIB.

Si la economía fuera a crecer el 3% con una creación de empleo cercana al 2%, un Presupuesto equilibrado parecería sensato

Respecto al contenido de los programas concretos sólo apuntar algunas cosas: a) es favorable la menor imposición sobre las rentas y el mejor trato al ahorro; b) no sé si resulta suficiente la dotación presupuestaria para la imprescindible reforma de la justicia; c) las mismas dudas respecto a la dotación para el Inem, necesaria para que funcione la reciente reforma laboral; d) aunque no considero relevantes los ratios con los que se suelen criticar la política educativa, los programas de educación e investigación pueden ser insuficientes.

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