La banca europea se refugia en el negocio minorista para salvar el resultado en 2003
Las principales entidades financieras europeas afinan en estas semanas sus planes de reestructuración para hacer frente a los peores resultados registrados en una década. El fuerte castigo sufrido en el primer semestre de 2002, tanto en beneficios como en capitalización, ha sacudido a todo el sector bancario europeo, que prepara una ofensiva para recuperar la rentabilidad y enderezar la cuenta de resultados de 2003.
La mayoría ha optado por el repliegue y dirige su mirada hacia el negocio más básico, la banca comercial. Mientras, se desprende de negocios e inversiones que hasta ahora consideraba estratégicos, pero que han resultado ser un lastre cuando los mercados entran en crisis o ante la bancarrota de compañías como Enron o Worldcom. 'La idea es reducir la exposición al riesgo a la mínima expresión', comentan los analistas.
Y es que, a pesar del escaso margen que ofrece la banca minorista, el impacto de los escándalos de grandes compañías y el fuerte desplome de la Bolsa europea han puesto de relieve que el negocio tradicional sigue siendo el único que garantiza ingresos en situaciones límite.
Y es que el panorama de los mercados, de la deuda o el fuerte frenazo en las operaciones de fusiones y adquisiciones han dejado sin contenido a muchos bancos o divisiones de inversión, que arrastran considerables pérdidas. Los analistas señalan que lo sucedido pone a cada uno en su sitio, al permitir una depuración en este sector, que obligará a que las pocas firmas que queden compartan las operaciones que surjan y busquen negocios alternativos, como la asesoría a empresas en suspensión de pagos.
Así, bancos como Deutsche, que hasta hace poco consideraban la banca comercial como un área de ineficiencia, basa ahora en ella su política de actuación para los próximos años. El nuevo presidente, Joseph Ackermann, tiene previsto librarse de todos los negocios que fue adquiriendo su antecesor, Rolf Breuer, en los últimos cinco años.
La semana pasada anunció una drástica reorganización de su división de banca minorista, con la creación de una nueva división que combinará sus actuales clientes de banca minorista con muchos de sus acaudalados clientes de banca privada y de empresas, con el fin de servir a los tres a través de una misma red. El objetivo es triplicar el beneficio en este negocio de aquí a 2004.
Deutsche se dedicó en los últimos años a reforzar su negocio global de valores, hasta convertirse en el tercer banco mundial de empresas y de inversión en términos de ingresos, sólo después de Citigroup y JP Morgan. Ahora, parte de las reformas que piensa poner en marcha pasan por desprenderse de divisiones de inversión y custodia de valores. Esta misma semana ha comunicado la venta de su filial Deutsche Financial Services (DFS) a la estadounidense Vendor Financial Services, propiedad de General Electric, una operación que Ackerman encuadró como 'un paso más en nuestra estrategia, centrada en la concentración en el negocio básico'. Y no será la única venta.
Parecida estrategia pueden seguir otros, como Credit Suisse, cuyo banco de inversión Credit Suisse First Boston, parece estar en venta, según una información de Financial Times. Otros, como ABN Amro, no se plantean, de momento vender, pero si que han anunciado fuertes tijeretazos en las plantillas de su división de mercados, fusiones y adquisiciones. En concreto, los recortes cifrados por el banco holandés alcanzan a 800 trabajadores del área de finanzas corporativas y unos 1.700 del área de mercados antes de fin de año. Desde comienzos de 2001, el banco ha eliminado más de 3.000 puestos de trabajo en estas áreas, que están concentrando buena parte de los despidos del conjunto del sector en Europa.
Además de la nueva mirada hacia el negocio más tradicional, la mayoría de los bancos europeos optan por el repliegue hacia los mercados interiores y ponen en cuestión sus inversiones fuera de Europa. Allianz, IntesaBCI o ABN Amro son tres de ellas.
El responsable de la aseguradora alemana comentaba esta semana su intención de vender todos los negocios fuera de Europa. En el caso de ABN Amro, ha sido de los primeros en echar el cerrojo a sus negocios en Argentina. En cuanto al banco italiano, sus responsables presentaron recientemente un plan industrial en el que prevén el abandono total de sus inversiones en Latinoamérica y reducir al mínimo la aportación de las áreas geográficas fuera de Italia. Así, Italia supondrá el 87% de su negocio en 2005, frente al 71% actual. Europa, el 10%, frente al 15% actual; y el resto del mundo tan sólo el 3%, frente al 14% de 2001.
BBVA y SCH confían en la aportación creciente de la red en España
El mayor peso del negocio minorista, la menor dedicación a la banca de inversión y la escasa exposición al riesgo de grandes compañías permitieron a bancos españoles y franceses sortear mejor que sus competidores la crisis general del sector el año pasado. En el caso de los españoles, sin embargo, su exposición a Latinoamérica ha sido determinante en la caída de beneficios presentada en el primer semestre, que ha obligado incluso a modificar a la baja las previsiones para el año.
Al igual que sus colegas europeos, los responsables del BBVA y Santander Central Hispano buscan a la desesperada una manera de revitalizar el negocio para lucir mejores resultados en 2003 y convencer a los inversores de que sus entidades valen mucho más de lo que está dictando el mercado. Pero, al contrario que sus competidores, los españoles ya han abordado el grueso de su reestructuraciones, más o menos traumáticas. Ahora sólo les queda poner en marcha sus maquinarias comerciales para exprimir el jugo del negocio básico, en el que tienen puestas sus esperanzas de recuperación el año que viene ante la previsible pérdida de peso de la aportación de Latinoamérica a los beneficios. En el semestre, de hecho, el desglose de los beneficios de estas dos entidades por áreas de negocio revela que fue la banca comercial la que mejor se comportó con diferencia, frente a la caída de resultados en lo poco que hacen de banca de inversión, gestión de activos, banca corporativa y, sobre todo, Latinoamérica.
Ambos confían en que los ajustes realizados en los últimos años y la integración de redes amplíe la potencia de tiro, pero la incertidumbre económica puede hacer que el disparo no llegue muy lejos. En este contexto se explican las ofensivas comerciales iniciadas por ambos grupos a la vuelta del verano para captar clientes y recuperar la cuota de mercado que se dejaron arrebatar por cajas y medianos.