El repliegue de la banca
Los grandes bancos europeos han iniciado una revisión a fondo de sus ambiciosas estrategias de expansión del negocio, articuladas al amparo de la eclosión de las nuevas tecnologías y al calor de la exuberancia bursátil. El eje del crecimiento estaba orientado al aprovechamiento integral del cliente, en busca del valor añadido que había sabido encontrar la banca de negocios en el manejo de inversiones y la gestión de patrimonios. Así, el negocio tradicional se vería enormemente reforzado y con mejores posibilidades de crecimiento. En este esquema, Internet iba a ser la herramienta clave para llegar al cliente y ofrecerle sofisticados servicios financieros a la carta.
Pero los malos resultados del primer semestre, con una caída superior al 20% en la gran banca europea, unidos a las peores expectativas para el segundo semestre y buena parte del ejercicio 2003, han obligado a una revisión a fondo en el sector financiero, que necesita reducir al máximo sus posiciones de riesgo por todos los medios. Los recortes de plantilla y la venta de buena parte de las empresas participadas están a la orden del día. No hay semana en la que un gran banco no anuncie nuevas reducciones de personal o acuda a una venta para intentar salvar en lo posible su dañada cuenta de resultados.
Esta profunda reestructuración, no se sabe si coyuntural o signo de cambio de tendencia, descansa en la confianza en el negocio bancario tradicional, el de los créditos y los depósitos o la entrada de fondos vía comisiones. Atrás quedaron los proyectos de aumentar beneficios por medio de la banca de inversión que, salvo excepciones, ha producido en los últimos meses más disgustos que alegrías. Lo mismo sucede con los grandes objetivos de diversificar el negocio mediante nuevas inversiones internacionales.
Al parecer, los bancos comerciales vuelven a confiar en sus orígenes, la banca minorista doméstica, que a pesar de presentar resultados menos brillantes que los de la banca de inversión, sobre todo en épocas de euforia bursátil, sufre caídas mucho menos traumáticas, ya que cuenta con clientela fiel, negocio más seguro y exposición a riesgos más limitada. Lo mismo ha sucedido en el sector con el boom de Internet. Tras anunciar en 1999 y 2000 multimillonarias inversiones para desarrollar la banca en línea, ninguna entidad financiera ha vuelto a plantear ante sus consejos o accionistas el despegue del negocio por la Red. El anuncio más llamativo de este cambio de estrategia, la cuarta que desarrolla en los últimos tres años, lo ha protagonizado el primer banco europeo por activos, el alemán Deutsche Bank. Este gigante ha vuelto a optar por potenciar su banca minorista, que había sido calificada de ineficiente en los dos últimos ejercicios y a la que el banco intentó incluso buscar un socio para compartirla. Ahora, el objetivo es unificar ese negocio básico con el que representan los principales clientes y empresas para tratar de aprovechar las sinergias que proporciona atender los tres segmentos a través de una misma red.
El primer banco italiano, IntesaBci, por su parte, anunció la semana pasada su salida de Latinoamérica y la reducción de su actividad en el resto de Europa para centrarse en el mercado doméstico. Los dos grandes bancos españoles, SCH y BBVA, han dejado atrás por el momento sus pretensiones de adquirir algún banco de inversión en Estados Unidos y, tras sortear lo mejor posible la crisis en América Latina, esperan recuperar terreno en España. Para ello, han empezado a sacar del cajón productos sencillos, con el gancho de los tradicionales regalos que tan buenos resultados les proporcionaron hace años en la guerra por los depósitos. La prioridad es aumentar la base de su clientela tradicional. A favor cuentan con que, en el mercado doméstico, la concesión de créditos tampoco se ha reducido y, pese a la desaceleración de la actividad económica, los índices de morosidad siguen estando bajo mínimos. 'Cada día tiene su afán', defiende siempre Emilio Botín, presidente del SCH. Y es que el afán parece volver a revertir ahora en el típico negocio bancario doméstico que tan bien demostraron conocer los bancos españoles.