Reflujo de capitales
El comportamiento de los flujos de inversión de capitales durante 2001 no deja lugar a dudas sobre el enfriamiento general que sufre la economía mundial. Los datos económicos de la evolución de los principales países, sumados ahora a las cifras de inversión mundial reveladas ayer por la Organización de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), parecen indicar un claro cambio de ciclo.
La caída del 51% experimentada por las inversiones extranjeras directas no sólo es la primera inflexión grave en una década y la mayor de los últimos 30 años, sino que afecta, con pocas excepciones, a todas las regiones del planeta. Y lo que resulta aún más remarcable es que esta reducción se concentra casi en un 60% en los países desarrollados, consecuencia directa del hundimiento de los mercados bursátiles.
La recesión y la desaceleración económica y financiera de EE UU, Japón y la Unión Europea han impactado duramente sobre los procesos de fusión y compras de empresas a escala internacional, que fueron el verdadero motor del enorme auge de los flujos de capitales durante los últimos años. Entre los países desarrollados, no sólo EE UU y Canadá, sino algunos de los más importantes de la Unión Europea, como Alemania y Reino Unido, han experimentado el radical descenso de las inversiones internacionales.
En América Latina, los dos países más perjudicados han sido Argentina y Brasil. En el primer caso, las causas son evidentes debido a la depresión en la que se encuentra esa nación desde hace cuatro años. Pero los motivos de la caída del interés inversor por Brasil son distintos, aunque no menos relevantes. Lejos de explicarse por la evolución y las posibilidades de futuro de la economía brasileña, el declive se concentra en las telecomunicaciones, un sector en el que durante 1999 y 2000 siguieron confluyendo fuertes inversiones externas, principalmente estadounidenses y españolas. El estallido de la burbuja que rodeó la nueva economía es la causa de ese retroceso y de la crisis económica que atraviesa ahora el coloso suramericano.
La excepción a un reflujo de capitales que refleja un inquietante cambio de tendencia la sigue representando China, acompañada de algunos mercados de Europa del Este. Y, paradójicamente, el hundimiento de las inversiones en el exterior no ha significado una merma del poderío de las multinacionales.