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Limpiar el aire, un objetivo olímpico de Pekín

Aseguran los habitantes de Pekín que uno de los principales problemas de la capital china es la contaminación atmosférica. La mezcla de humo, polvo y humedad crea a menudo una nube pegajosa sobre la ciudad que impide ver el sol durante días.

Pero el Gobierno chino está dispuesto a acabar con este extraño fenómeno de cara a los Juegos Olímpicos que se celebrarán en 2008. El comité organizador ha anunciado un plan destinado a mejorar el medio ambiente de la capital para entonces. Según el estudio, la calidad del aire que respirarán los deportistas y los miles de turistas que aprovecharán el evento deportivo para visitar Pekín es la mayor preocupación de los organizadores. Porque, de momento, reconocen, las condiciones ambientales distan mucho de ser las idóneas.

El plan contempla varias medidas, según el periódico China Dalia. En primer lugar, la sustitución progresiva del carbón como combustible por gas natural. El objetivo es reducir un 40% la utilización del mineral para 2007, lo que supondrá pasar de un consumo anual de 26 millones de toneladas a 15 millones.

La ciudad contará con un nuevo gasoducto que cuadruplicará la actual capacidad de gas hasta 5.000 millones de metros cúbicos.

Además, muchas de las empresas que han quedado en el interior de la tercera circunvalación de la capital deberán sufrir una profunda reestructuración para disminuir la contaminación o simplemente tendrán que hacer las maletas y cambiar de emplazamiento.

Los 14 millones de ciudadanos de la capital también se verán afectados. Las autoridades implantarán restricciones a la circulación y animarán a los habitantes de Pekín a que dejen el coche en casa y utilicen el transporte público; un medio que, de momento, es una tortura diaria para los millones de personas que cogen los abarrotados autobuses de la capital. Y quien tenga un coche viejo tendrá que dejarlo en casa, porque los vehículos con más de 15 años no podrán circular.

Pero la medida más original es un proyecto para acabar con las tormentas de arena que barren cada año la capital en primavera y verano y dejan espesas capas de polvo en los numerosos pasos subterráneos que cruzan las avenidas de Pekín.

Para lograrlo, se plantará un cinturón de árboles y arbustos en las afueras de la ciudad que ocupará 12.500 hectáreas. Según las autoridades, en 2008 más de la mitad de la superficie del municipio serán zonas verdes.

Los responsables del plan aseguran que detener el polvo a las puertas de la ciudad no será ningún problema.

'Tendremos las tormentas de arena bajo control', ha dicho tajante Lié Jingmin, vicealcalde de Pekín y vicepresidente ejecutivo del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos.

Mientras tanto, tendrán otra importante misión: poner coto a los millones de mosquitos que amenazan con arruinar el sueño de los deportistas que participarán en unos Juegos Olímpicos que serán el escaparate en el que China quiere mostrar su futuro.

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