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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Giro de Piqué a las 'telecos'

El Gobierno ha decidido dar un golpe de timón en materia de telecomunicaciones, aprovechando el cambio de responsable en el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Josep Piqué, a juzgar por las declaraciones que ha ido desgranando a lo largo del verano y en su discurso de ayer en Santander ante el sector, va a dar al departamento un giro de 180 grados respecto a la política que había impulsado su antecesora en el cargo, Anna Birulés.

El nuevo titular de Ciencia y Tecnología aprovechó su puesta de largo ante los pesos pesados del sector en la capital cántabra para poner las primeras piedras de ese radical cambio de política. Una transformación que, por cierto, está en línea con una buena parte de las peticiones reclamadas tanto desde las empresas como desde las organizaciones del sector, que habían sido sistemáticamente desoídas por Birulés.

La primera gran modificación -'inminente', según indicó el propio Piqué- es la reforma del marco legal que regula las tarifas de Telefónica. Esa reforma conllevará una subida de precios, si bien por debajo del IPC. El ministro recordó que la actual política de rebajas de tarifas ha tenido 'efectos positivos', puesto que ha provocado un abaratamiento real medio del 50% en los últimos seis años. Una cifra llamativa, aunque no se deben olvidar las últimas subidas de las cuotas de abono y de las llamadas locales.

Piqué resaltó, no obstante, que esa reducción también ha causado problemas de forma indirecta al resto de compañías del sector. 'No todo es seguir bajando precios; entre otras cosas, porque llegaríamos al absurdo de que algún día las llamadas telefónicas serían gratis', señaló, antes de matizar que la subida 'en ningún caso' será superior a la inflación.

Esta subida de precios es observada, a la espera de conocer más detalles sobre su cuantía exacta o sobre el periodo de aplicación, como un primer balón de oxígeno para un sector en clara crisis. El panorama de las telecos españolas está compuesto por un gigante, Telefónica, al que nadie parece capaz de hacer sombra. Las operadoras alternativas pugnan por arañar cuota de mercado, esfuerzo que les sale a precio de oro. De hecho, prácticamente todas están en números rojos y alguna, incluso, al borde de la suspensión de pagos.

La subida de tarifas no es la única petición de reforma que el ministro Piqué se encontró sobre la mesa de su nuevo despacho. Poner un tope máximo a la cuota de mercado del grupo que preside César Alierta es otra de las reclamaciones de las operadoras que compiten con Telefónica.

El nuevo titular de Ciencia y Tecnología no abordó este asunto, aunque sí se refirió a la posibilidad de aplicar medidas restrictivas a la actividad comercial, una más de las medidas que defiende la patronal Astel, en la que no está Telefónica. Piqué aseguró que entre sus planes está el análisis de cómo limitar la actividad de Telefónica que esté encaminada a recuperar los clientes que le hayan arrebatado sus competidoras. No obstante dejó bien claro que nunca aprobará restricciones a las iniciativas que esta empresa pueda tomar en su expansión en nuevos servicios.

En definitiva, los mensajes de Piqué tienen una lectura clara. El sector de las telecomunicaciones atraviesa en España un momento preocupante, con competencia que no es efectiva y un líder, Telefónica, que está en plena digestión del fiasco que ha supuesto la aventura de la telefonía móvil de tercera generación. Así pues, se requieren medidas urgentes y efectivas. Y el ministro, consciente de que las elecciones catalanas, en las que previsiblemente figurará como candidato del PP, están a la vuelta de la esquina, parece resuelto a tomar decisiones rápidas y sonoras. La subida de las tarifas es una buena noticia para las empresas. Pero esta medida ha de ir acompañada de otras que se irán conociendo en los próximos días. Estas modificaciones deben lograr el difícil equilibrio entre preservar el respeto por la competencia, beneficiar la salud financiera de las empresas del sector y evitar que el consumidor sea el pagano de la reforma.

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