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Previsiones

Los analistas prevén un segundo semestre peor que el primero para la banca alemana

Todavía no hay luz al final del túnel para los problemas estructurales que sufre el sector bancario alemán'. Son palabras de un informe emitido este mes por la agencia Moody's, que ve muy posibles 'reajustes a la baja' de la mayor parte de calificaciones de las principales entidades financieras del país.

A finales de 2001, Alemania entró en recesión, y aunque la economía crece ahora de nuevo, lo hace a un ritmo muy lento. Esta situación ha favorecido una avalancha de crisis empresariales sin precedentes que, según el instituto económico Creditreform, se ha saldado con la quiebra de 18.800 compañías en el primer semestre de 2002, un 25% más que el año anterior. La banca también ha padecido los efectos de la debilidad de los mercados bursátiles, lo que ha provocado un fuerte descenso de sus ingresos por trading, uno de sus negocios más lucrativos. La crisis de la Bolsa y las quiebras empresariales han hecho mella en unas entidades débiles, cuya capacidad de generar beneficio va desde 'lo relativamente modesto' hasta 'la extrema debilidad', según Moody's. El ROE de los cuatro grandes bancos está por debajo del 5%.

Así, los principales bancos han cerrado el periodo con unos resultados nada satisfactorios, a pesar de que los analistas habían vaticinado una progresiva recuperación. Deutsche, Dresdner, Commerzbank e HypoVereinsbank, los cuatro grandes de la banca alemana, redujeron en conjunto un 32% sus beneficios netos del primer semestre del año, hasta los 1.844 millones en total. Paralelamente, las provisiones para insolvencias aumentaron un 82,7%, hasta los 3.535 millones, debido a la persistente debilidad de la economía germana y la ola de quiebras. El semestre ha sido tan negativo que algunos como Albrecht Schmidt, presidente de HypoVereinsbank, han calificado 2002 como 'el peor año para la banca desde la Segunda Guerra Mundial'. Su entidad entró en números rojos en el segundo trimestre.

El problema dista mucho de ser coyuntural. La banca germana sufre problemas estructurales provocados, según la agencia Standard & Poor's, por la excesiva fragmentación; una 'intensa competencia en precios'; la dificultad de llegar concentraciones por el alto grado de solapamiento de entidades (el ejemplo más claro: la fallida fusión entre Deutsche y Dresdner), y la 'desfavorable 'estructura de costes'. Estos gastos llevaron a Rolf Breuer, ex presidente del Deutsche, a advertir que en Alemania 'sobran bancos y oficinas' y a prever 'otro año difícil para la banca'. S&P estima, como Herr Doktor Breuer, que la concentración y la reestructuración de las redes es una de las vías, y pone la adquisición de Dresdner Bank por parte de la aseguradora Allianz como ejemplo de cómo podría ser el camino.

Pero no todo son malas noticias, ya que la banca sí ha logrado cumplir los deberes en costes. Aunque hayan sido los trabajadores los perjudicados. Deutsche, Dresdner, HypoVereinsbank y Commerzbank recortaron sus gastos administrativos del primer semestre del año un 12%, hasta 15.607 millones, fundamentados, en todos los casos, en recortes de plantilla.

Según S&P, la gran banca necesita ganar negocio en el negocio minorista. Pero el mercado no ofrece facilidades: las cajas de ahorro y los bancos regionales copan casi el 80% del mercado doméstico minorista, según estimaciones de la agencia. La falta de eficiencia y rentabilidad ha hecho a las entidades mucho más vulnerables, tanto que el presidente de Citigroup, Robert Willumstad, prevé que sean 'absorbidas'.

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