Buenas noticias si no hay noticias
Uno de los asertos más repetidos en la Bolsa de París es el referido a la falta de noticias como argumento positivo para los mercados. No hay noticias y eso es una buena noticia, decían los viejos agentes de cambio y Bolsa. Claro está que esta reflexión sólo sirve cuando los mercados, como ahora, están deprimidos debido, precisamente, al aluvión de malas noticias económicas y empresariales.
Esta posición, que es pura filosofía, aunque funciona a la perfección en coyunturas bursátiles como las que se viven desde marzo de 2000, suele convivir con situaciones de menor volatilidad. æpermil;sta es una de las apuestas que hacían ayer los estrategas bursátiles.
La semana amaneció ayer con menor intensidad en lo que respecta a la publicación de indicadores tanto en Estados Unidos como en la eurozona. Sólo el indicador de indicadores conocido ayer mereció algún comentario, pero sin impacto en las Bolsas, porque la cesta de componentes se refiere a situaciones pasadas, es decir, no marca tendencia alguna.
En la eurozona tampoco abundarán las estadísticas. El estado de salud de la economía alemana será centro de atención, máxime después de las fuertes pérdidas que se han producido en infraestructuras y servicios públicos por las inundaciones.
Hay referencias concretas, no obstante, para el mercado nacional. La situación en Brasil arroja un perfil más favorable. Los últimos sondeos detectan un menor distanciamiento en las fuerzas políticas de peso. O lo que es lo mismo, el temido, por los mercados, Lula ya no lidera la situación.
Con posiciones puramente técnicas el factor que resalta es la paulatina reducción de los volúmenes de negocio. El vencimiento del viernes, por ejemplo, arrojó un saldo un 70% inferior a los promedios de anteriores vencimientos. Esto no favorece la reducción de la volatilidad, precisamente.