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Sólo un tercio de los emprendedores de la Unión Europea son mujeres

Uno de los pilares de la estrategia de empleo de la Comisión Europea es promocionar el espíritu empresarial, y para conseguirlo, 'es fundamental prestar una atención especial a los obstáculos que impiden a las mujeres montar un negocio'. Pero Eurostat advierte que, en este sentido, siguen muy lejos de los hombres.

El número de mujeres que son sus propios jefes en Europa es mucho menor que el de hombres, según datos de la última encuesta de fuerza laboral de Eurostat.

Considerando el conjunto de la economía de la Unión, salvo la agricultura -donde los porcentajes de autoempleo masculino, 57%, y femenino, 41%, son extraordinarios-, las mujeres que trabajan para sí mismas son sólo el 8% de todas las activas, mientras que en el caso de los hombres esa proporción alcanza el 16%.

La diferencia entre hombres y mujeres es aún más marcada -7,5% frente a 3%- en cuanto a la proporción de los que no sólo trabajan para sí mismos, sino que además tienen empleados. Eurostat considera que esa categoría estadística es la mejor aproximación posible, aunque no perfecta, para lo que coloquialmente se considera empresarios emprendedores. La Oficina Europea de Estadística afirma además que la proporción de mujeres emprendedoras (definidas estadísticamente en el sentido anterior) sólo ha crecido marginalmente en la Unión entre 1995 y 2000, mientras que el mismo porcentaje ha permanecido inalterado para el caso de los hombres.

Sin embargo, matiza el estudio, el pequeño porcentaje de mujeres autoempleadas es en parte una consecuencia de la alta proporción de las mismas que trabaja en servicios comunitarios, sanitarios, educativos y en el Estado. Como la mayor parte de este tipo de empleos, que son más comunes en las mujeres, forman parte del sector público, la posibilidad de ejercerlos por cuenta propia es reducida. En el conjunto de la Unión, el 35% de las europeas trabajan en estos campos 'sociales', frente a sólo un 15% de los hombres, y en algunos países, como Suecia o Dinamarca, la desproporción llega hasta el 50% para ellas frente al 15% para ellos.

Con la edad, las mujeres tienen más tendencia a hacerse emprendedoras. Mientras que entre 25 y 39 años sólo son empresarias un 3% de las que trabajan, el porcentaje se eleva hasta el 4,5% para las que están en la cuarentena, y hasta el 5,5% para las que tienen más de 50 años.

Las mujeres emprendedoras trabajan en establecimientos más pequeños que los hombres, lo que Eurostat considera una indicación de que sus negocios pueden ser también ligeramente menos prósperos. El 82% de ellos tienen 10 empleados o menos, mientras que el 86,5% de ellas están en la misma situación.

Tanto las mujeres como los hombres que son sus propios jefes tienen jornadas más largas que los que trabajan por cuenta ajena. Un tercio de las emprendedoras trabajan más de 50 horas a la semana, mientras que sólo realizan ese esfuerzo un 3% de las empleadas. Aunque los hombres que trabajan esas 50 horas son más numerosos que las mujeres, ya sean emprendedores (lo hacen el 55,5%) o asalariados (el 10,5%).

En los países con jornadas oficiales más cortas, como Holanda o Francia, los emprendedores compensan trabajando más tiempo. En Dinamarca, el 76% de ellos reconoce trabajar más de 50 horas semanales.

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