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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los nuevos flautistas de Hamelin

Los primeros compases del ferragosto no han respondido a las expectativas de aburrimiento y desidia preconizadas por algunos observadores. Falla, eso sí, el volumen de negocio, pero esta circunstancia no es exclusiva de este mes. La ausencia de operaciones es una secuencia que se repite desde hace tiempo.

Hay novedades importantes en el ambiente de los mercados de acciones. Por ejemplo, la desviación del efecto manada hacia sectores que hasta ahora habían sido muy respetados. Por efecto manada se ha entendido siempre la reacción conjunta de los participantes en el mercado, y, principalmente, de los pequeños inversores.

El fenómeno ahora, y ahí está la novedad, se ha trasladado a los grandes bancos de inversión estadounidenses y paneuropeos. Hay dos ejemplos claros en esta dirección. Primero, la reacción en cadena de éstos contra los dos grandes bancos españoles. Basta que uno abra el melón de la rebaja de precios objetivo para que el resto de sus homólogos haga lo mismo, con precios similares, las mismas ideas y proyecciones.

El segundo ejemplo se encuentra en la ofensiva lanzada sobre la Reserva Federal para que baje los tipos. El primer intento se hizo el 24 de julio, cuando el Dow Jones hacía agua por todas partes al perder la referencia de los 8.000 puntos. Ese día las llamadas a un recorte de tipos hechas por Goldman tuvieron un efecto balsámico, pero duró poco. De ahí la reiteración de la apuesta el martes, pero ya con todos los bancos de inversión estadounidenses apostando por la misma idea.

Nuevos flautistas, por tanto, que son seguidos ahora por los gestores de fondos al fallar el inversor final, porque éste sufre en sus carnes un varapalo histórico. Los ahorradores no están preparados, precisamente, para escuchar cuentos y leyendas. Tampoco para seguir al flautista, porque ya se ahogaron.

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