El crecimiento de EE UU se frena hasta el 1,1% por el parón del consumo
En línea con la tónica generalizada en el mundo empresarial tras el estallido del caso Enron, el Gobierno de Estados Unidos hizo público ayer, junto al dato del PIB del segundo trimestre, una completa revisión de los datos de crecimiento desde 1999. Y el resultado es una rebaja generalizada de las cifras de crecimiento y la constatación de que la recesión en 2001 fue más profunda de lo inicialmente admitido.
Hasta ahora, la Administración de George Bush sólo admitía una contracción del PIB en el tercer trimestre de 2001 del 1,3%. Los nuevos datos revelan que la contracción del PIB se produjo en los nueve primeros meses del año, lo que da la razón a la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) que decretó la entrada oficial en recesión en marzo de 2001. Este grupo de expertos aún no ha decretado oficialmente el fin de la crisis.
Los economistas aseguran que de aquellos polvos, estos lodos. 'Eso ayuda a explicar por qué encontramos tantas dificultades para que la economía recupere el vigor y el tono positivo', asegura Mark Vitner de Wachovia Securities. Lo que no aclaran es por qué EE UU ha pasado de crecer el 5% en el primer trimestre (el anterior cálculo oficial era del 6,1%) al 1,1% en los siguientes tres meses.
La explicación del Departamento de Comercio pasa por un frenazo al consumo privado y el deterioro de la balanza comercial. El gasto de los consumidores, que representa dos tercios del PIB, creció entre abril y junio el 1,9%, frente al 3,1%. La inversión no residencial se contrajo un 1,6% y la balanza comercial restó 1,77 puntos al crecimiento, debido a la fuerte aceleración de las importaciones (23,5%).
Los inventarios van mal
La realidad de los datos va más allá. Por primera vez desde el último trimestre de 2000 las empresas ampliaron su stock de productos no vendidos y los inventarios crecieron por un valor de 1.000 millones de dólares. Ello se explica por un descenso de las ventas en relación al PIB del 0,1% frente al incremento del 2,4% registrado en el primer trimestre.
Y es que los escándalos financieros y la caída de las bolsas han hecho mella en los estadounidenses. El crecimiento de la renta disponible pasó del 14,6% del primer trimestre al 3,8% en el segundo. A cambio, la tasa de ahorro personal ha pasado del 3,5% al 4%.
Los analistas admiten que la debilidad de la economía es mayor de lo inicialmente previsto. Aun así, confían en que EE UU evitará la doble recesión (la denominada W) y que la Reserva Federal tardará tiempo en subir los tipos de interés. 'Las posibilidades de una doble recesión no son más de una entre cuatro y el siguiente movimiento de la Reserva Federal será subir los tipos, aunque con toda probabilidad no antes de marzo de 2003', sostiene Wachovia.
Desde la Casa Blanca, y pese a la rotundidad de sus propios datos, se insistía un día más en la fortaleza de los fundamentos económicos. 'El presidente cree que hay fortaleza en los indicadores de la economía que permiten un crecimiento adicional hacia finales de año y en el futuro', aseguró el portavoz de Bush, Ari Fleischer.
'La Reserva Federal va a mantener los tipos de interés durante bastante tiempo', aseguraba Sal Guatieri, analista del Banco de Montreal en Toronto. El banco central celebrará su próxima reunión el 13 de agosto.
Un vistazo completo al cuadro macroeconómico puede arrojar dudas al respecto y, cuando menos, apuntar una mayor tensión inflacionista, que puede verse agravada si continúa la debilidad del dólar.
Tensión en los precios
Según el Departamento de Comercio, el deflactor del consumo privado creció un 2,1% entre abril y junio, lo que supone que buena parte del crecimiento del PIB en ese periodo se debe a las subidas de precios.
De hecho, el Libro Beige de la Reserva Federal sostiene que aunque los precios de los productos terminados se mantuvieron estables, algunos informes revelan subidas notables de precios. Los sectores con mayores tensiones inflacionistas son, precisamente, los sometidos a medidas proteccionistas por parte de la Administración Bush: madera, papel, acero y seguros, en este último caso como efecto del 11-S.
La Reserva observa un crecimiento 'modesto' en las últimas semanas y la entidad advierte el temor al 'riesgo de que el descenso de las bolsas acabe afectando a la economía real'. En general, el sector inmobiliario y de la construcción se están comportando bien, gracias al bajo coste de las hipotecas. Las ventas de coches se han visto impulsadas por planes de incentivos en julio, pero especialmente entre los coches usados. El mercado laboral, sin embargo, continúa débil.
Promociones y descuentos en julio para animar el gasto
La entidad que preside Alan Greenspan muestra cierto pesimismo respecto a la situación económica, al incidir en 'cierta debilidad' en las ventas, la 'atonía' del mercado laboral, el 'pobre desempeño' del sector agrícola y algunas 'tensiones inflacionistas' en un horizonte de 'crecimiento modesto'.
El Libro Beige destaca, sin embargo, los esfuerzos de los fabricantes y los vendedores por animar el consumo de los estadounidenses, con nuevos incentivos para la compra de vehículos y constantes descuentos en las ventas al por menor. Los bajos tipos de interés también están ayudando, y mucho, al sector inmobiliario y a la construcción.
El informe también ofrece una crítica soterrada al proteccionismo comercial desarrollado por la Administración Bush al señalar que los sectores más preservados de la competencia externa (madera, papel y acero) han registrado fuertes subidas de precios que complican el escenario inflacionista de la economía.
En su conjunto, el escenario que dibujan los datos del Departamento de Comercio y del Libro Beige prometen calentar el debate político, a poco más de dos meses de las elecciones legislativas de noviembre.
Los republicanos y la Casa Blanca han venido negando que la economía entrara en recesión el año pasado, un argumento ahora irrebatible tras conocer los últimos datos del PIB.
Los demócratas han basado buena parte de su ofensiva electoral en cuestionar la capacidad del equipo económico de Bush para liderar el crecimiento, lo que, sumado a la implicación de numerosos altos cargos, incluido el presidente y el vicepresidente, en casos de fraude contable empresarial, ha empezado a pasar factura en las encuestas de valoración de la gestión de Bush.
Hacia dónde se incline, finalmente, la balanza electoral dependerá en buena medida de lo que pase hasta entonces con los mercados financieros, cuya caída se ha agravado en julio.