El deterioro regional empuja al FMI a negociar con Argentina y Brasil
El Gobierno del presidente George Bush parece haber tomado nota de lo que puede ocurrir en el Cono Sur y, a partir de allí, en el resto de la región.
Ayer, mientras una misión oficial brasileña viajaba a Washington para discutir los términos de una nueva ayuda del FMI para frenar la caída imparable del real, el portavoz de Bush hacía una inequívoca declaración pública. Dijo Ari Fleischer: 'Brasil ha demostrado su habilidad para usar la asistencia monetaria internacional en forma efectiva, y está aplicando políticas económicas sólidas. Estados Unidos continuará apoyando asistencia financiera internacional a Brasil'.
De esta manera, y a pesar de que Fleischer dijo que esa es 'la posición de presidente y de su Gobierno, incluyendo, por supuesto, la del secretario' del Tesoro, Paul O'Neill, lo cierto es que no podría haber habido mayor desautorización de lo declarado por éste el domingo. Esto es, su total oposición a ayudar a Brasil y Argentina. Ayer, el real volvía a caer. Se depreciaba hasta un 2,42%, con lo que el dólar llegaba a costar 3,28 reales. El riesgo-país subía a 2.351 puntos frente a los 2.200 del día anterior.
Ni siquiera el anuncio del viaje de la misión a Washington ni el apoyo del Fondo a la misma lograron calmar a los mercados. Nadie confía en la capacidad del próximo Gobierno para superar las dificultades financieras.
El viraje estadounidense podría abrir una nueva situación. æpermil;sa es, al menos, la esperanza de los gobernantes de la región, comenzando por los argentinos, que temen la crisis de Brasil tanto o más que los de Washington. El cambio de la Administración Bush y, por tanto, del FMI, también parece verificarse en el caso de Argentina. Un día después de que O'Neill volviera a soltar una de sus famosas frases (al decir que el dinero de ayuda a América Latina acaba en cuentas en Suiza), el ministro argentino Roberto Lavagna anunciaba que se avanza en un 'borrador' de acuerdo con el Fondo.
'Hoy (por el lunes) hablé por teléfono con Anne Krueger (la subdirectora del FMI) y nos pusimos de acuerdo para empezar a trabajar en un borrador de carta de intención para firmar con el FMI', dijo Lavagna ayer en una entrevista con un periódico económico de Buenos Aires.
El director-gerente del Fondo, Horst Köhler, por su parte, afirmó que se están moviendo 'hacia un programa financiado por el Fondo tan pronto como las autoridades aseguren su instrumentación'.
En el mismo sentido que Lavagna se pronunció su rival en el equipo económico argentino, el presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli. 'Si logramos solucionar el problema de los amparos (judiciales contra el corralito) y repetimos dos o tres semanas de buen desempeño cambiario y bancario, estaremos en dos o tres semanas en condiciones de llegar a un acuerdo con el Fondo', dijo.
A pesar del notable cambio de actitud política de Washington y del FMI, el portavoz de la Casa Blanca respondió de manera muy segura a la pregunta de si Bush continúa apoyando a O'Neill: 'Por supuesto que sí'.