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De Holaluz a Soltec: las promesas renovables se asoman al abismo de la quiebra

Eidf, Holaluz, SolarProfit o ahora Soltec,entre otras, saltaron a escena como estrellas al margen de las grandes energéticas. Tras vislumbrar un futuro millonario, hoy luchan por sobrevivir o directamente evitar el concurso de acreedores

Desde la izquierda, Marcos Sáez, presidente no ejecutivo de Soltec; Carlota Pi, presidenta de Holaluz,y Fernando Romero, presidente de Eidf.
Desde la izquierda, Marcos Sáez, presidente no ejecutivo de Soltec; Carlota Pi, presidenta de Holaluz,y Fernando Romero, presidente de Eidf.S. Burgos/Ó. Corral

Eran parte de la nueva beautiful people del sector energético. Con sus proyectos de renovables, trataron de hacerse un hueco entre los gigantes que hoy siguen dominando la escena. Se les consideraba grandes visionarios. Jóvenes capaces de vislumbrar un futuro de energías limpias en el que podrían levantar megaproyectos empresariales al margen de los pesos pesados.

Pero no todas las historias han terminado como la de Amancio Ortega, ejemplo mil veces mencionado. Entre esas historias con un futuro prometedor que venían a compartir parte del pastel con los Iberdrola, Endesa, Naturgy o Repsol se encontraban proyectos como Holaluz, Eidf, SolarProfit o Soltec, que este mismo jueves se declaraba en preconcurso de acreedores y era suspendida de cotización.

Sin llegar a ese extremo, el resto de compañías también han dado síntomas de alarma y a día de hoy su situación sigue siendo más que delicada. Después de que el sector de las renovables aún no se haya recuperado del duro varapalo que supuso hace una década el recorte regulatorio que provocó una implosión inversora, ahora asoman fantasmas por otras muchas causas. Son las que más suenan, pero el mercado mira de reojo también a una larga lista de promesas que en algún momento dieron la campanada y hoy no brillan tanto.

Aunque los casos de empresas en crisis mencionados tienen modelos de negocio distintos, fuentes expertas -que prefieren mantenerse en el anonimato por no significarse frente a compañías en apuros- señalan que hay elementos comunes que explican su situación.

Varias de estas compañías generaron grandes expectativas y aprovecharon para dar el salto a Bolsa. Ahí empezaron a encontrar dificultades. “Algunos de los empresarios no venían del sector y la falta de profesionalización de sus estructuras en un mercado hiperregulado como el energético y el de capitales les ha traído fuertes quebraderos de cabeza. Esto es importante tenerlo en cuenta, porque una vez fueron cotizados, muchos han tenido problemas y discrepancias con su auditor”, señala un experto con experiencia en el sector.

Estas fuentes expertas señalan que es más una cuestión de gestión particular de cada caso que factores de mercados generalizados, ya que hay proyectos de pequeños emprendedores que hoy son realidades mucho más sólidas como Grenergy, Solarpack, Audax o Ecoener, firmas que ya dan beneficios de explotación positivos e incluso beneficio neto, algo que no han logrado varias de las firmas que hoy se asoman a la quiebra.

“Otro factor común que se debe tener en cuenta es el sobredimensionamiento que en algún momento han tenido en sus negocios y que les ha obligado a dar marcha atrás”. Esta es otra de las causas que también han podido provocar sus problemas. La ambición desmedida por crecer ha acabado por asomar sus vergüenzas y demostrar que en realidad eran gigantes con los pies de barro.

La acción de Eidf llegó a rozar los 30 euros en 2023, lo que le convertía en una compañía de 1.600 millones de capitalización bursátil tras un fulgurante ascenso de sus acciones en sólo 18 meses. Hoy su acción vale cinco euros y en el mercado nadie confía al 100% en su futuro. Aún así, la firma fundada por Fernando Romero cuenta con activos, algo que otras no tienen, y “esto le ayudará a capear la crisis”, destaca otra fuente.

También lo está pasando mal Holaluz. Tras superar los 14 euros de valor de sus acciones en 2021, hoy sus títulos valen poco más de un euro y se debate por evitar la quiebra mientras negocia con 14 bancos para que alivien su deuda. El futuro de la firma liderada por Carlota Pi, que aspiraba a ser la alternativa a las grandes eléctricas, es cada vez más incierto

Soltec, por su parte, se introduce ahora en una negociación a cara de perro con la banca para salvar los muebles, un panorama incierto que, de nuevo, nadie sabe cómo terminará. La firma murciana fundada por Raúl Morales, que dimitió como presidente este verano, ha pasado de valer más de 11 euros en bolsa en 2021 a estar por debajo de dos en la actualidad.

Por el camino, ese sobredimensionamiento les ha obligado a emitir avisos al mercado de incumplimiento de sus planes de negocio (profit warnings) y ejecutar medidas drásticas como desinversiones o EREs. El caso más paradigmático es el de Solarprofit, que anunció el despido del 90% de su plantilla tras perder 36,7 millones de euros en 2023. Ya su auditor había mostrado dudas de su viabilidad.

En muchos de estos casos, las fuentes consultadas creen que hay una componente de ego entre los primeros espadas de algunas de estas empresas que no han sabido digerir el éxito inicial de sus proyectos y que con el tiempo han tomado decisiones que han podido empeorar su situación.

Es cierto, según admiten las fuentes consultadas, que hay factores exógenos que han contribuido a la crisis, como las subidas de tipos de interés, la altísima volatilidad de los mercados energéticos y la presión competitiva de las grandes durante este tiempo, cuya capacidad para hacerles competencia en tiempos difíciles es muy elevada.

Pero las voces que apuntaban a una posible burbuja en las renovables y que aconsejaban evitar el sobreendeudamiento ya vienen sonando desde hace tiempo. Capital Energy intentó una milmillonaria salida a bolsa en 2021 sin éxito. Tras llevar a cabo acciones de amplio impacto como patrocinar al Atlético de Madrid, la firma ha plegado velas y se ha situado en un segundo plano más discreto.

También hay experiencias internacionales fallidas. La firma sueca OX2, sobre la que ha lanzado una opa el fondo EQT, también trató de probar fortuna en España sin suerte. Tras anunciar un plan de inversiones, ha plegado velas en territorio nacional. Mientras, son los grandes fondos de EE UU, Qatar, Abu Dabi, Francia o Canadá y las grandes energéticas las que siguen copando la mayor parte de un mercado estratégico aún necesitado de inversión (más de 300.000 millones, según el nuevo PNIEC).

“Lo de Soltec es un aviso. Hay mucho desarrollador con problemas: es un negocio con altos gastos y con mas tiempo del esperado para llegar al Ready To Build (listo para construir, en la jerga sectorial). No es un negocio para usar deuda y la mayoría están muy endeudados, como le paso a otros. Habría que vigilar a diversas firmas que cotizan sin freefloat. Muchos buscando equity que no hay y deuda, que hay poca y muy cara (dos dígitos como mínimo)” concluye un desarrollador con larga experiencia en la promoción de renovables.




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