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Cambios

El Gobierno alemán fuerza la dimisión del presidente de Deutsche Telekom

El descontento de los accionistas con el desplome del valor de los títulos, la presión enorme del Gobierno alemán, un consejo de administración dividido y una descomunal deuda son una losa difícilmente soportable incluso para un hombre del perfil de Ron Sommer, que ayer presentó su dimisión como presidente de Deutsche Telekom.

Sommer declaró que no puede continuar con un consejo de administración dividido que ya no apoya la gestión. 'Si sabes que no tienes la confianza unánime del consejo, la dimisión es el único paso posible'. Precisamente ésta fue la misma justificación que utilizó Jean-Marie Messier, otro de los ejecutivos estrella de la época de la burbuja tecnológica en Europa, cuando presentó su dimisión como presidente de Vivendi Universal, el pasado 3 de julio.

Además, Ron Sommer se ha visto en medio de la batalla política que actualmente se vive en Alemania de cara a las elecciones legislativas del próximo mes de septiembre. Tres millones de accionistas descontentos no son un activo electoral aceptable para el primer ministro Gerhard Schröder.

El sustituto de Sommer será Helmut Sihler, ex presidente del consejo de vigilancia de la compañía. Sin embargo, Sihler señaló ayer que asumirá la presidencia del consorcio sólo durante un periodo transitorio de seis meses. Su nombramiento provocó un alza del 6,12% en la cotización de las acciones, después de que en la sesión del lunes cayeran un 15,1%

Según el consenso de los analistas, la empresa deberá abrir a partir de ahora una fase de rediseño, que la debe conducir a un programa ordenado de venta de activos para enjugar su endeudamiento. De hecho, ayer Sommer desveló que sin el apoyo del consejo no podía afrontar un intenso programa de recorte de costes y reestructuración ya diseñado y aceptado por el consejo.

El vicepresidente del grupo será el hasta ahora responsable de producción y técnica, Gerd Tenzer, al que se había considerado en medios de comunicación alemanes como favorito para sustituir a Sommer por contar con el apoyo del Gobierno alemán, principal accionista de la empresa. La salida de Sommer cierra un periodo de siete años en los que la compañía comenzó a cotizar en Bolsa a través de varias OPV que redujeron la participación del Estado al 43%.

Las colocaciones hicieron que millones de alemanes se convirtieran en accionistas de una empresa que hoy, tras la crisis de las empresas tecnológicas, ha perdido el 90% de su valor en Bolsa desde el año 2000. En ese año, Sommer fue considerado uno de los ejecutivos más brillantes de la industria alemana, tras alcanzar Deutsche Telekom una valoración bursátil de 300.000 millones.

Buena parte de la responsabilidad del actual derrumbe recae sobre la agresiva política de adquisiciones que impuso Sommer en la compañía. Pujando de lleno por las licencias de telefonía de tercera generación europeas (UMTS) en Gran Bretaña y Alemania y comprando la operadora de telefonía móvil en Estados Unidos Voicestream, su principal adquisición. Esta política condujo el endeudamiento a la cifra récord de 67.000 millones.

Además, los resultados tampoco le han acompañado. Deutsche Telekom arrojó el pasado año pérdidas de 3.500 millones de euros, los primeros números rojos de su historia, y ya encadena cuatro trimestres consecutivos con balance negativo.

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